El Dragón y la Princesa del Bosque Mar



Había una vez en un reino lejano, donde el mar chocaba con los árboles del bosque, una princesa llamada Lila. Lila era conocida en todo el reino por su valentía e inteligencia. A diferencia de muchas princesas, ella pasaba sus días explorando los rincones ocultos del bosque y admirando las olas del mar. Pero en ese bosque vivía también un dragón, conocido por su escamoso cuerpo verde y su gran corazón, al que llamaban Fuego. Aunque se decía que era feroz, nadie había tenido el valor de conocerlo.

Un día, mientras Lila paseaba cerca de una cueva, escuchó un llanto que provenía del interior.

"¿Quién está ahí?" - preguntó la princesa.

"Soy yo, Fuego. El dragón del bosque. La gente me teme, pero estoy solo y muy triste" - respondió el dragón con una voz melodiosa, aunque apagada.

Intrigada, Lila se adentró en la cueva. Al entrar, vio a Fuego acurrucado entre rocas. "No te asustes. No vine a hacerte daño. Solo quería saber por qué lloras" - dijo Lila con una voz suave.

Fuego levantó su cabeza y, con una mirada llena de tristeza, respondió: "Desde que todo el mundo cree que soy un monstruo, nadie se atreve a acercarse. Aquí estoy, alejado, y deseo tener un amigo como tú".

La princesa sintió compasión por el dragón. "No eres un monstruo, Fuego. Eres diferente, y eso está bien. Todos merecemos amigos. ¿Por qué no me acompañas a explorar el bosque?" - propuso Lila.

Fuego estaba sorprendido. Nadie le había ofrecido algo así. "¿De verdad lo harías?" - preguntó con esperanza.

Juntos, salieron de la cueva y comenzaron a explorar. Al principio, los animales del bosque huyeron al ver al dragón. Pero Lila, sin dudarlo, los serenó. "No teman, amigos, Fuego es mi amigo. No les hará daño".

Con el tiempo, los animales comenzaron a aceptar a Fuego. Jugaban entre los árboles, y Fuego ardía con alegría en cada uno de esos momentos. Sin embargo, había un desafío por enfrentar: un pescador del pueblo cercana lanzó redes en el mar, atrapando a los peces. Así que Fuego y Lila decidieron actuar juntos.

"Fuego, tenemos que liberar a los peces para que el mar vuelva a ser el hogar de ellos. ¿Qué dices?" - dijo Lila con determinación.

"Lo haré. Pero necesitaré tu ayuda" - contestó el dragón, sintiéndose valiente.

Lila y Fuego idearon un plan. Mientras Fuego volaba alto, Lila se acercó al pescador. "Por favor, detente. Déjalos libres" - pidió Lila, con dulzura.

El pescador, al ver a la princesa, se detuvo. "¿Pero y los peces? Los necesito para vender" - respondió, algo confundido.

"Pero el mar también necesita sus habitantes. Sin ellos, el ecosistema se rompería, y no habrá más peces en el futuro" - explicó Lila. El pescador miró hacia el cielo, donde Fuego volaba majestuosamente, y entendió.

"Tienes razón, princesa. Los liberaré" - dijo el pescador, quien nunca más volvió a lanzar su red.

Los peces fueron liberados y nadaron felices. Agradecidos, Fuego y Lila se sintieron orgullosos de haber hecho la diferencia. Desde ese día, el dragón dejó de ser temido. Hizo muchos amigos tanto en el bosque como en el mar. La valentía de la princesa y la bondad de Fuego demostraron que la amistad puede superar cualquier miedo.

Así, la princesa y el dragón se volvieron inseparables, y juntos vivieron muchas más aventuras. El bosque y el mar se llenaron de risas y alegría, y la historia de la princesa valiente y el dragón bondadoso se contó por generaciones. El bosque mar, lugar de magia y amistad, seguía siendo su hogar, lleno de experiencias compartidas y sueños por cumplir.

FIN.

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