El dragón y los bosques de fuego


Había una vez en un lugar lejano, un majestuoso dragón llamado Fuego, que vivía en un volcán rodeado de dos hermosos bosques.

El primer bosque, llamado Bosque Esmeralda, estaba lleno de árboles altos y frondosos, mientras que el segundo bosque, Bosque Rubí, tenía árboles con hojas rojas brillantes. Fuego era dueño de un gran corazón, pero su aliento de fuego a menudo asustaba a los animales del bosque. Un día, Fuego escuchó llantos provenientes del Bosque Esmeralda.

Al acercarse, vio a un conejito atrapado en una red. Sin dudarlo, utilizó su fuego controlado para quemar la red y liberar al pequeño animal.

El conejito, agradecido, le dijo: -¡Gracias, dragón Fuego, por salvarme! No todos en el bosque te temen, algunos necesitan tu ayuda. Conmovido por las palabras del conejito, Fuego decidió cambiar la percepción que los animales del bosque tenían de él.

Visitó al Gran Búho Sabio del Bosque Rubí, que le dijo: -Fuego, para que el bosque confíe en ti, debes demostrar tu bondad y valentía. Fuego emprendió entonces una misión para ayudar a los habitantes del bosque.

Apagó incendios provocados por cazadores descuidados, cuidó de los árboles dañados por las tormentas y protegió a los animales de los depredadores. Poco a poco, los habitantes del bosque comenzaron a ver a Fuego con otros ojos. La amistad y el trabajo en equipo hicieron que el Bosque Esmeralda y el Bosque Rubí florecieran.

Sin embargo, un día, el volcán despertó y comenzó a escupir lava, poniendo en peligro a los bosques y a todos sus habitantes. Fuego sabía que debía actuar rápido. -¡Amigos del bosque, debemos unirnos para salvar nuestros hogares! -gritó Fuego.

Los animales, con valentía, se unieron a Fuego y juntos emprendieron un plan para contener la lava y proteger los bosques. Trabajaron arduamente, utilizando el agua de los ríos y la magia de los árboles para enfriar la lava y desviar su curso lejos de los bosques.

Finalmente, después de días de arduo trabajo, la lava se detuvo, y los bosques y sus habitantes estaban a salvo. La valentía y la amistad habían vencido al peligro.

Los habitantes del bosque celebraron a Fuego como un verdadero héroe, y desde entonces vivieron en armonía junto al dragón. Fuego aprendió que no importa cuán diferentes seamos, siempre podemos superar los desafíos cuando trabajamos juntos.

Y así, el volcán con lava se convirtió en el recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, la luz de la amistad puede brillar intensamente.

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