El Duende Blanco y el Secreto del Bosque
En un pequeño pueblo al borde de un denso bosque, vivía un Duende Blanco llamado Lumin. Era un ser pequeño y travieso, con una risa suave como el murmullo de un arroyo. Su misión era cuidar de los niños que se aventuraban a jugar en el bosque, asegurándose de que nunca se perdieran y siempre estuvieran a salvo.
Un día, mientras Lumin observaba a un grupo de niños jugar entre los árboles, notó que una niña llamada Valentina se alejaba del grupo. Ella siempre había sido muy curiosa y le encantaba explorar, pero esa vez parecía estar demasiado lejos.
"¡Valentina! ¡Ten cuidado!" - gritó Lumin desde lo alto de un árbol, pero su voz se perdió entre las risas de los otros niños.
Valentina siguió caminando intrigada por una mariposa de colores brillantes. Sin darse cuenta, se adentró en una parte del bosque que no conocía. Cuando la mariposa finalmente voló lejos, Valentina miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba sola.
"¡Oh no! ¿Dónde estoy?" - exclamó Valentina, asustada.
Lumin, al ver que la niña estaba en apuros, decidió actuar. Usó su capacidad mágica para crear un suave destello de luz que la guiara de regreso. Valentina, al ver la luz radiante, la siguió.
"¡Qué hermoso!" - dijo Valentina, sin darse cuenta de que estaba siendo conducida por Lumin.
"¿Quién está ahí?" - preguntó, mirando a su alrededor.
Lumin, decidido a ayudarla sin asustarla, decidió mostrarse como una pequeña luz.
"Soy solo una luz mágica que te está ayudando a encontrar el camino. Es hora de regresar a casa, Valentina." - dijo Lumin con voz amable.
Valentina sintió un poco de alivio y siguió a la luz, que la llevó a un sendero conocido. Pero en el camino, se detuvo y miró hacia su alrededor. A pesar de su temor, encontró el bosque hermoso.
"¿Cómo es que un bosque tan grande puede ser tan bonito?" - preguntó Valentina.
Lumin, viendo que la niña se sentía más tranquila, decidió contándole los secretos del bosque.
"Este bosque está lleno de vida. Cada planta, cada árbol, cada criatura tiene su propio papel. Si cuidas de la naturaleza, ella cuidará de ti a cambio." - explicó Lumin mientras flotaba a su lado.
Valentina sonrió, interesada en lo que oía.
"¿Qué puedo hacer para cuidar el bosque?" - preguntó emocionada.
"Puedes empezar por no tirar basura, no romper ramas y contarles a tus amigos lo importante que es proteger nuestro hogar. Como yo, muchos seres mágicos cuidan de este lugar, y juntos podemos hacer una gran diferencia." - dijo Lumin.
Justo en ese momento, los amigos de Valentina aparecieron al fondo, llamándola.
"¡Valentina, aquí estamos!" - gritaron.
Ella se dio vuelta y les sonrió.
"¡Estoy aquí! Hay tanto que tengo que contarles sobre este lugar..." - dijo, mientras Lumin se despidió con un parpadeo.
"Recuerda, Valentina, siempre que sientas la brisa suave, puede que yo esté cerca, cuidándote a ti y a tus amistades. Nunca dejes de explorar, pero hazlo con cuidado y respeto." - dijo Lumin antes de desaparecer en el aire.
Valentina se unió a sus amigos y juntos comenzaron a jugar, esta vez con un nuevo propósito: cuidar de su bosque y compartir su historia adelante, para que todos supieran que, a veces, los pequeños duendes son quienes cuidan a los más grandes.
Desde ese día, Valentina nunca dejó de cuidar los árboles y contarle a cada niño sobre el Duende Blanco y sus secretos. Y así, los niños del pueblo aprendieron a amar y respetar el bosque, mientras el Duende Blanco sonreía desde lo alto de los árboles, cumpliendo su misión con alegría.
FIN.