El duende de la abundancia




Había una vez en un bosque encantado, habitado por duendes traviesos y juguetones, una niña llamada Ana. Un día, mientras exploraba el bosque, se le apareció un duende con una traviesa sonrisa en su rostro.

- ¡Hola, pequeña amiga! Soy el duende Trasnochado y adoro los dulces. Si me das uno, te prometo que nunca más esconderé tus cosas - dijo el duende con risitas. Ana, intrigada por esta inusual propuesta, le entregó un dulce al duende.

Desde ese día, sus pertenencias permanecieron a salvo. Pero lo que Ana no sabía era que el bosque estaba lleno de duendes, y que uno de ellos era diferente.

Se trataba del duende Zalamero, quien en vez de ser travieso, era bueno y generoso. Zalamero disfrutaba compartir su abundancia con quienes lo rodeaban, trayendo prosperidad al bosque. Ana, al descubrir la existencia de Zalamero, decidió hacerle una visita. - ¿Quién anda por mi rinconcito encantado? - exclamó Zalamero sorprendido.

Ana le contó que había escuchado sobre su naturaleza bondadosa y deseaba conocerlo. Zalamero, con una amplia sonrisa, la llevó a su hogar y le mostró su jardín mágico, lleno de frutas y flores de todos los colores.

- Aquí, en mi jardín, cultivo la abundancia y la comparto con todos - explicó Zalamero. Ana quedó maravillada por la magia que emanaba de aquel lugar. Pero un día, una crisis golpeó al bosque.

Una sequía comenzó a marchitar las plantas y a poner en peligro la prosperidad de los duendes. Zalamero, en lugar de desanimarse, decidió usar su magia para invocar lluvia y revitalizar el bosque, inspirando a los demás duendes a unirse a él.

Con esfuerzo y trabajo en equipo, lograron superar la sequía y restaurar la abundancia en el bosque. Ana aprendió una valiosa lección: la verdadera generosidad no reside en tener muchas cosas, sino en compartir lo que se tiene con los demás.

Desde entonces, Ana se convirtió en una amiga inseparable de Zalamero, ayudándolo a difundir su mensaje de solidaridad y gratitud. El bosque se transformó en un lugar próspero y lleno de alegría, donde la amistad y la generosidad reinaban para siempre.

FIN.

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