El duende del armario y la tarea cumplida



Había una vez un niño llamado Carlos, que siempre se divertía mucho jugando con sus amigos después de la escuela.

Pero había algo que no le gustaba tanto: ¡tener que hacer su tarea! Un día, cuando Carlos llegó a casa, su mamá le recordó que tenía una tarea muy importante para entregar al día siguiente. Carlos hizo una mueca y dijo: "Pero mamá, prefiero jugar con mis amigos en lugar de hacer la tarea".

Su mamá lo miró con ternura y le respondió: "Carlos, sé que jugar es divertido, pero también es importante cumplir con nuestras responsabilidades. Hacer la tarea te ayudará a aprender cosas nuevas y te dará más confianza en ti mismo".

Carlos suspiró y decidió comenzar su tarea. Pero mientras estaba sentado frente a su escritorio, mirando el libro abierto sin saber por dónde empezar, escuchó un ruido proveniente del armario. Intrigado, Carlos se acercó sigilosamente al armario y lo abrió lentamente.

Para su sorpresa, ¡encontró un pequeño duende verde dentro! El duende se presentó como Tomás y le dijo a Carlos: "Hola amigo, he estado observándote desde hace algún tiempo y veo que tienes dificultades para hacer tu tarea".

Carlos asintió con timidez y le contó al duende sobre su deseo de jugar en lugar de estudiar. Tomás sonrió amablemente y dijo: "Entiendo cómo te sientes, pero déjame decirte algo importante.

La educación es como una llave mágica que puede abrir muchas puertas en la vida. Si estudias duro ahora, podrás lograr grandes cosas en el futuro". Carlos reflexionó sobre las palabras del duende y decidió tomar su consejo en serio.

Juntos, Carlos y Tomás se sentaron frente a la tarea y comenzaron a trabajar. El duende verde resultó ser muy inteligente y ayudó a Carlos a entender los problemas difíciles de matemáticas y las preguntas complicadas de ciencias.

También le dio consejos útiles para organizar su tiempo y estudiar de manera más eficiente. Con el apoyo del duende Tomás, Carlos terminó su tarea mucho más rápido de lo que pensaba. Estaba sorprendido por cuánto había aprendido en tan poco tiempo.

Al día siguiente, cuando llegó a la escuela con su tarea completa, el profesor se sorprendió gratamente al ver el trabajo bien hecho de Carlos. Le dio una sonrisa y le dijo: "¡Muy buen trabajo, Carlos! Se nota que te has esforzado".

Carlos estaba lleno de alegría al recibir elogios por su trabajo duro. Y desde ese día en adelante, nunca volvió a ver al duende Tomás dentro del armario.

Aunque extrañaba la compañía del pequeño duende verde, sabía que siempre estaría allí para ayudarlo si alguna vez necesitaba un poco de inspiración o motivación para hacer sus tareas. Y así, Carlos aprendió una valiosa lección: que aunque jugar es divertido, también es importante cumplir con nuestras responsabilidades para alcanzar nuestros sueños.

Desde aquel día en adelante, hizo sus tareas sin protestar e incluso descubrió que aprender podía ser emocionante y gratificante.

Y cada vez que veía un armario cerrado, recordaba al pequeño duende Tomás y sonreía, agradecido por la valiosa lección que había aprendido.

FIN.

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