El Duende del Otoño
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de bosques, un duende llamado Lito. Lito era conocido como el duende del otoño, ya que su tarea era ayudar a las hojas de los árboles a cambiar de color y caer suavemente al suelo. Con su gorro naranja y su chaqueta amarilla, Lito se sentía muy orgulloso de su trabajo.
Un día, mientras volaba a través del bosque, Lito se dio cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo. Las hojas de los árboles no estaban cambiando de color. "¡Qué raro!"- pensó Lito. "Todo debería estar transformándose en hermosos tonos de naranja, amarillo y rojo. ¿Qué estará pasando?"-
Preocupado, decidió investigar. Viajó al árbol más grande del bosque, un viejo roble que siempre lucía espléndido en otoño. "¿Qué sucede, amigo roble?"- le preguntó Lito.
"Querido Lito, tengo un problema. Mis hojas no quieren caer porque están tristes. Este año, no han sentido el abrazo del viento como otros años. No se sienten felices para soltar sus colores"- respondió el roble con voz melancólica.
Lito, con su espíritu entusiasta, decidió hacer algo al respecto. "¡No podemos dejar que el otoño pase sin su belleza!"- gritó. "Buscaré a cada árbol y a cada hoja para traer de vuelta la alegría"-
Empezó por visitar a los demás árboles del bosque. "Amigos, ¿por qué no están alegres?"- les preguntó.
"El sol no brilla tanto como solía hacerlo"- dijo un sauce. "Nos sentimos solitarios, sin juegos o risas"- agregó un abeto.
Lito comprendió que no solo las hojas estaban tristes, sino también los árboles, ya que el viento les había dejado de visitar. Un plan comenzó a formarse en su mente. "Debemos organizar una gran fiesta en el bosque. ¿Qué les parece?"-
Los árboles se miraron entre sí, intrigados pero emocionados.
"¿Qué tipo de fiesta?"- preguntó el roble.
"Una fiesta para celebrar el otoño, con música, bailes y una gran cena en la que cada uno de nosotros puede participar. ¡Así podremos invitar al viento!"- propuso Lito.
Esa noche, con ayuda de sus amigos, Lito decoró el bosque con cintas y hojas de colores. Las luciérnagas se unieron para iluminar el lugar y los árboles también empezaron a poner todas sus fuerzas para sentirse alegres y bellos.
Finalmente llegó el día de la fiesta. Los árboles estaban nerviosos pero expectantes.
"¡Ya viene el viento!"- gritó una ardilla que estaba en el alero de un árbol.
"¡Hola, viento!"- gritó Lito. "Bienvenido a nuestra celebración de otoño"-
El viento llegó suave pero alegre. "¿Qué está celebrando esta belleza del bosque?"- preguntó.
"Estamos celebrando el otoño, querido viento, y queremos que tú también bailes con nosotros"- dijo Lito emocionado.
El viento, al escuchar esas palabras, se animó. "¡Por supuesto! ¡Vamos a bailar!"- gritó. Y así, empezó a soplar suavemente entre los árboles, haciéndolos temblar de alegría.
Las hojas comenzaron a caer, pero esta vez, con risas y alegría. "¡Miren cómo brillan!"- exclamó el sauce. "Ahora caen con la música del viento como si fueran estrellas de oro"-.
A medida que la fiesta se desarrollaba, el bosque se llenó de risas, música y baile. Cada árbol compartió algo especial, y todas las criaturas del bosque se unieron a la celebración. Lito, el pequeño duende del otoño, se sintió orgulloso de su trabajo.
Al final de la fiesta, todas las hojas hicieron un último baile en el aire antes de posarse suavemente sobre el suelo, creando un hermoso manto de colores.
"Gracias a todos por unirse a mí en esta celebración!"- dijo Lito con felicidad.
"No solo hemos hecho que las hojas caigan, sino que hemos vuelto a encender la alegría en nuestros corazones"-.
Desde ese día, todos los años, el duende Lito organizaba una gran fiesta en el bosque para celebrar la llegada del otoño, donde siempre recordaba a sus amigos la importancia de la alegría, la amistad y de no dejarse llevar por la tristeza.
Y así, el duende del otoño siguió siendo un símbolo de felicidad y esperanza para todos en el bosque. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.