El duende Lucas y la bruja redimida
Había una vez, en un bosque encantado, una bruja malvada llamada Morgana. Morgana era conocida por hacer travesuras y causar problemas a todos los habitantes del bosque con su escoba voladora.
Un día, mientras volaba en su escoba y reía malévolamente, Morgana se encontró con una familia de conejitos que estaban recolectando zanahorias para su cena. Sin pensarlo dos veces, la bruja les lanzó un hechizo y convirtió todas las zanahorias en piedras.
Los conejitos lloraban desconsolados al ver arruinada su comida. -¡Ja ja ja! ¡Nadie puede vencer a Morgana la bruja malvada! -exclamó Morgana con arrogancia.
Pero lo que Morgana no sabía era que entre los árboles del bosque se escondía Lucas, un joven duende valiente y astuto. Lucas había presenciado todo lo que hizo la bruja y decidió ponerle fin a sus fechorías. Lucas corrió hacia el claro donde estaba Morgana y se paró frente a ella con determinación.
-¡Alto ahí, Morgana! Tus días de maldad han llegado a su fin -gritó Lucas con voz firme. Morgana frunció el ceño al ver al pequeño duende desafiándola.
Pero antes de poder lanzarle otro hechizo, Lucas sacó de su bolsillo un puñado de polvo brillante y lo arrojó sobre la bruja. El polvo brillante comenzó a rodear a Morgana, creando una luz cegadora que la envolvía por completo. La bruja intentaba escapar, pero estaba atrapada por el hechizo del duende.
-¿Qué me has hecho, duendecillo insolente? ¡Suéltame ahora mismo! -gritaba Morgana mientras forcejeaba sin éxito. Lucas sonrió con satisfacción al ver cómo la bruja malvada quedaba indefensa ante él.
Con un gesto rápido, sacó un pequeño frasco de cristal y recogió parte de la luz brillante que rodeaba a Morgana. -Esto es el poder de la bondad y la generosidad, algo que tú nunca entenderás -dijo Lucas con calma-.
Ahora tendrás tiempo para reflexionar sobre tus acciones mientras permaneces encerrada en este frasco hasta aprender tu lección. Y así fue como Lucas logró detener a la bruja malvada y devolverle la paz al bosque encantado.
Con el paso del tiempo, Morgana aprendió el valor de ser amable y compasiva gracias al castigo impuesto por el joven duende. Desde entonces, se convirtió en una aliada valiosa para todos los habitantes del bosque e incluso enseñaba magia positiva a los más jóvenes para redimirse por sus errores pasados.
Y juntos vivieron felices para siempre en armonía y respeto mutuo.
FIN.