El duende perdido
Había una vez un pequeño duende llamado Óscar que vivía en el bosque encantado. Óscar era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras, así que un día decidió explorar más allá de los límites del bosque.
Sin embargo, Óscar se adentró tanto en la ciudad que perdió su camino de regreso al bosque encantado. Se encontraba perdido entre los altos edificios y las calles llenas de gente. No sabía qué hacer ni a quién pedir ayuda.
Óscar caminaba por las calles con lágrimas en sus ojos cuando vio a un grupo de niños jugando en el parque. Se acercó tímidamente a ellos y les preguntó si sabían cómo volver al bosque encantado.
- Hola, amiguitos -dijo Óscar con voz temblorosa-. Me he perdido y no sé cómo volver a mi hogar en el bosque encantado. Los niños miraron sorprendidos al pequeño duende, pero rápidamente se dieron cuenta de que necesitaba ayuda.
- Tranquilo, duende amigo -dijo Sofía, una niña muy valiente-. Vamos a ayudarte a encontrar tu camino de regreso. Sofía reunió a sus amigos y juntos comenzaron una búsqueda para encontrar pistas sobre cómo llegar al bosque encantado.
Recorrieron toda la ciudad: preguntaron a los adultos, buscaron mapas e incluso pidieron indicaciones a los animales callejeros.
Después de mucho esfuerzo e investigación, finalmente encontraron un libro antiguo en la biblioteca que hablaba sobre un portal mágico escondido en el centro de la ciudad. Según las leyendas, ese portal podía llevar a cualquier ser mágico de vuelta a su hogar. Con esperanza renovada, Óscar y los niños se dirigieron al lugar indicado por el libro.
Encontraron una pequeña puerta escondida detrás de un viejo edificio abandonado. Sin perder tiempo, Óscar abrió la puerta y todos entraron con emoción.
Lo que encontraron al cruzar la puerta fue más allá de sus expectativas: un hermoso jardín lleno de flores brillantes y árboles frondosos. Era el bosque encantado. Óscar estaba tan emocionado que no pudo contener su alegría. - ¡Gracias, gracias! -dijo Óscar mientras abrazaba a los niños-. No puedo creer que me hayan ayudado a encontrar mi hogar.
Los niños sonrieron felices y se despidieron del duende con cariño. Habían aprendido una valiosa lección sobre amistad y ayuda mutua.
Desde aquel día, Óscar visitaba frecuentemente a sus amigos humanos en la ciudad y les contaba historias mágicas sobre el bosque encantado. Los niños siempre estaban ansiosos por escuchar sus aventuras y aprender más sobre el mundo mágico.
Y así, esta historia nos enseña que siempre hay bondad en los corazones dispuestos a ayudar y que la amistad puede superar cualquier obstáculo, incluso cuando te encuentras perdido en medio de una gran ciudad.
FIN.