El duende perdido y su aventura en el bosque




Había una vez en un bosque encantado, un pequeño duende llamado Chispín. Era un duende inquieto y curioso que siempre se metía en problemas.

Un día, mientras exploraba una parte desconocida del bosque, Chispín se encontró atrapado en una red de ramas y enredaderas. -¡Ayuda, ayuda! -gritaba el duende mientras trataba de liberarse. Pero estaba tan enredado que no podía moverse.

Pasaron las horas y Chispín seguía atrapado, hasta que escuchó una voz suave y amigable.

-¿Necesitas ayuda, amiguito? -dijo una ardilla que se acercaba. Chispín, con un suspiro de alivio, le contó lo que le había sucedido. La ardilla, llamada Nuez, se puso manos a la obra y con paciencia fue desenredando al duende.

Liberado, Chispín le agradeció a Nuez y le preguntó cómo podía devolverle el favor. -No necesitas devolverme nada, amigo. Pero si quieres, podrías ayudarme a encontrar mi reserva de nueces que escondí y ahora no recuerdo dónde está.

Chispín aceptó encantado y juntos emprendieron un viaje por el bosque. Durante su travesía, ayudaron a distintos animales que se encontraban en apuros, como un pajarito que había perdido su nido y una tortuga que se había extraviado.

Finalmente, encontraron las preciadas nueces de Nuez y el duende se despidió de su nueva amiga, agradecido por todas las lecciones que había aprendido. Chispín regresó a su hogar en el bosque con un nuevo entendimiento: la importancia de ayudar a los demás y de ser agradecido.

Desde entonces, se convirtió en el duende más atento y considerado del bosque, siempre dispuesto a echar una mano a quienes lo necesitaran.

FIN.

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