El duende pintor



Había una vez, en un tranquilo bosque encantado, un duende llamado Truchas. Truchas era diferente a los demás duendes, ya que su mayor pasión era pintar. Pasaba horas y horas creando hermosos paisajes con sus pinceles mágicos.

Un día soleado, mientras Truchas caminaba por el bosque en busca de inspiración para su próxima obra maestra, se encontró con un dragón gigante. El dragón estaba durmiendo plácidamente junto a una cueva llena de tesoros.

Truchas no sabía qué hacer. Estaba asustado y tembloroso frente a aquel majestuoso ser escamoso. Pero su amor por el arte era más fuerte que su miedo, así que decidió acercarse al dragón. - ¡Hola! -dijo Truchas tímidamente.

El dragón despertó sobresaltado y lanzó un rugido estremecedor. Sin embargo, cuando vio al pequeño duende frente a él con sus pinceles en la mano, se calmó. - ¿Qué haces aquí? -preguntó el dragón curioso. - Soy Truchas, el duende pintor -respondió emocionado-.

Estoy buscando algo nuevo para pintar y tu cueva es tan impresionante que quería retratarla en uno de mis cuadros.

El dragón sonrió sorprendido por la valentía del pequeño duende y accedió amablemente a dejarle entrar en su cueva para tomar algunas fotografías como referencia para su pintura. Truchas quedó maravillado ante la cantidad de tesoros brillantes que había dentro de la cueva del dragón. Pero lo más sorprendente fue descubrir un viejo tarro lleno de hollín.

- ¿Qué es esto? -preguntó Truchas, curioso. - Es hollín, un polvo negro que se forma cuando quemo cosas con mi fuego -explicó el dragón-. A veces me gusta jugar con él y dibujar en las paredes de mi cueva.

Truchas sintió una chispa de inspiración en su corazón. Sabía que el hollín podía ser su nuevo medio para pintar. Le pidió al dragón si podía llevarse un poco y este accedió encantado.

Desde ese día, Truchas comenzó a crear obras increíbles utilizando el hollín como tinta. Descubrió que podía crear sombras y contrastes maravillosos en sus pinturas. Sus cuadros eran tan impresionantes que pronto se convirtieron en elogiados por todos los habitantes del bosque encantado.

La noticia sobre el talento único de Truchas llegó hasta la reina hada del bosque, quien decidió organizar una exposición para mostrar las obras del duende pintor al resto de los seres mágicos. La exposición fue todo un éxito.

Los cuadros de Truchas dejaron a todos sin palabras con su belleza y originalidad. Incluso el dragón asistió al evento y se emocionó tanto al ver cómo había influido en la vida artística del duende.

Truchas nunca imaginó que aquel encuentro con el dragón cambiaría su vida para siempre. Aprendió que no importa qué obstáculos o miedos haya en nuestro camino, siempre podemos encontrar una manera de superarlos y convertirlos en oportunidades.

Y así, Truchas siguió pintando con hollín, inspirando a otros a explorar nuevas formas de expresión artística. Su historia se convirtió en un ejemplo para todos los duendes del bosque encantado, recordándoles que la valentía y la creatividad pueden llevarnos hacia lugares maravillosos.

Y así fue como Truchas demostró que el verdadero arte puede nacer incluso de las situaciones más inesperadas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!