El duende travieso y el bosque en armonía



Había una vez un duende llamado Travieso que vivía en un hermoso bosque. A Travieso le encantaba jugar bromas a todos los habitantes del bosque, pero su víctima favorita era el lobo.

Un día, mientras el lobo caminaba por el bosque en busca de algo para comer, se encontró con un delicioso olor. Siguiendo ese aroma, llegó a un claro donde vio unas jugosas fresas rojas brillantes.

El lobo estaba emocionado porque las fresas eran su fruta favorita. Sin embargo, justo cuando iba a tomar una fresa, apareció Travieso y saltó frente al lobo riéndose. -¡Ja ja! ¡Cuidado, Lobo! Esas fresas son mías y no vas a poder comértelas- dijo Travieso burlonamente.

El lobo se enfadó mucho y decidió que no dejaría que Travieso se saliera con la suya esta vez. -Travieso, sé que te gusta jugar bromas, pero hoy me voy a asegurar de que aprendas una lección- respondió el lobo determinado.

El lobo ideó un plan para atrapar a Travieso y enseñarle una lección sobre respetar los deseos de los demás. Decidió disfrazarse de árbol y esperar pacientemente hasta que el duende regresara por las fresas.

Cuando Travieso volvió al claro del bosque para reagarrar las fresas, se sorprendió al ver un nuevo árbol allí.

Se acercó cautelosamente y preguntó: -¿Quién eres y qué haces en mi claro? El lobo, disfrazado de árbol, respondió: -Soy un árbol mágico que protege estas fresas. Si quieres llevártelas, primero debes hacer algo por mí. Travieso estaba intrigado y preguntó: -¿Qué debo hacer? El lobo le explicó que tenía que recolectar semillas de diferentes flores del bosque para ayudarlo a crecer más fuerte.

Travieso aceptó el desafío y se puso manos a la obra. Mientras el duende buscaba las semillas, comenzó a darse cuenta de lo hermosas que eran las flores y lo importante que era preservarlas.

A medida que recolectaba las semillas, también aprendía sobre la diversidad y la importancia de cuidar el ecosistema del bosque. Cuando finalmente había recogido todas las semillas requeridas, Travieso regresó al árbol disfrazado del lobo. -Aquí tienes todas las semillas.

¿Ahora puedo llevarme las fresas? - preguntó con entusiasmo. El lobo sonrió bajo su disfraz y dijo: -Por supuesto, Travieso.

Ahora has demostrado que eres capaz de respetar los deseos de los demás y entender la importancia de cuidar nuestro hogar en el bosque. A partir de ese día, Travieso dejó atrás sus travesuras maliciosas y se convirtió en un duende amigable con todos los habitantes del bosque.

Comenzaron a trabajar juntos para proteger el ecosistema y disfrutar juntos del fruto del trabajo en equipo. Y así, el duende Travieso aprendió una valiosa lección sobre respetar a los demás y cuidar del medio ambiente.

Desde aquel día, el bosque se llenó de alegría y armonía gracias a la transformación del duende travieso.

FIN.

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