El Duende Valiente y la Noche de los Colores
En un pequeño y colorido pueblo, donde las flores eran de todos los colores y los árboles bailaban con el viento, vivía un duende llamado Be Bronce. Be era un duende especial, pues le encantaba explorar y crear cosas hermosas, pero tenía un gran miedo: el miedo a la oscuridad. Cada vez que caía la noche y las estrellas comenzaban a brillar, Be se escondía bajo su hoja favorita, temeroso de las sombras que se alargaban y de los ruidos que parecían surgir de la nada.
Una noche, mientras el cielo se teñía de azul profundo, Be escuchó a un grupo de amigos que reían y charlaban. Eran unos niños del pueblo que estaban dispuestos a celebrar una noche mágica. "¿Por qué no me uno a ellos?" pensó Be, pero el miedo lo detuvo. Sin embargo, su curiosidad era más fuerte que su temor, así que decidió aventurarse un poco.
"Hola, soy Be Bronce, el duende de los colores", dijo blandiendo su pequeño pincel. Los niños se dieron vuelta, sorprendidos y emocionados.
"¡Hola, Be! ¿Querés pintarnos?" le respondió una de las niñas, Lucía.
Con una gran sonrisa, Be aceptó. Usó su maquillaje especial que solo brillaba bajo la luz de la luna, llenando los rostros de los niños con hermosos colores.
"¡Wow! ¡Eres increíble!" exclamó otro niño llamado Tomás. "¿Por qué no pintas el cielo también?"
"¡Buena idea!", dijo Be, entusiasmado. Pero de repente, sintió un escalofrío. "Pero, ¿y si no se ve bien?".
Be sintió que el miedo lo inundaba una vez más, pero Lucía le dijo: "No tengas miedo, Be. ¡La noche es un lienzo grande para un duende tan talentoso como vos!"
Animado por las palabras de sus amigos, Be decidió probar. Con su pincel en mano, comenzó a pintarle estrellas doradas y lunares plateados al cielo. Las estrellas parecían bailar y las nubes se convertían en suaves almohadas.
Sin embargo, mientras pintaba, un viento fuerte sopló y oscureció el cielo. Be se asustó y fue a esconderse nuevamente.
"No, Be, no te vayas. ¡Mirá lo que hiciste!" gritó Tomás.
Be asomó la cabeza y vio que el cielo ahora brillaba y llamaba la atención de todos.
"Pero… pero el viento…" balbuceó.
Lucía lo miró con complicidad y le dijo: "El miedo es solo una sombra, Be. Si lo enfrentas, verás que puedes hacer brillar incluso las noches más oscuras."
Tomando aire, Be se armó de valor y volvió a salir. "¡Voy a seguir pintando!". Con cada pincelada, adornó el cielo, haciendo que la noche se llenara de riqueza y color.
Los niños lo aplaudían alegres, y Be se dio cuenta de que el miedo que había sentido no podía compararse con la felicidad de compartir su arte con sus amigos.
Cuando terminaron, el cielo era una obra maestra que iluminaba la noche. Be Bronce, el duende que temía la oscuridad, se había convertido en el héroe de esa noche mágica.
Desde esa noche en adelante, Be ya no se escondía bajo su hoja favorita. En cambio, cada vez que caía el sol, se preparaba con su maquillaje y sus pinceles para llenar el cielo de colores, recordando que los miedos pueden transformarse en oportunidades.
Y así, el pequeño Be Bronce enseñó a todos en el pueblo que a veces, lo más hermoso nace de los momentos de incertidumbre y que la amistad y el apoyo pueden iluminar incluso las noches más oscuras.
FIN.