El Duende Verde y el Tesoro de la Vendimia



En las hermosas montañas mendocinas, donde el sol juega entre las hojas de parras y el aire huele a uvas maduras, vivía un duende de color verde llamado Gino. Gino era un duende feliz, siempre saltando y riendo, y cada año, durante la época de vendimia, se sumergía en las viñas para ayudar a cosechar las mejores uvas.

Gino tenía un amigo especial: un gato juguetón llamado Nino, que vivía en una finca cercana. Nino siempre se sumaba a las travesuras de Gino dentro de la bodega.

- “¡Gino, ven a jugar! ¿Hacemos una carrera hasta el laguito? ” - dijo Nino, moviendo su cola con emoción.

- “¡Claro, Nino! Pero primero ¡ayudemos a recoger las uvas! ” - respondió Gino, con una sonrisa.

Cada día, Gino y Nino trabajaban con alegría bajo el sol, llenando canastos de uvas. Pero no todo era diversión. En el bosque cercano, había un astuto zorro llamado Zuri, que siempre tenía un plan para robar el vino que Gino hacía con tanto esmero.

Una tarde, mientras Gino y Nino estaban dentro de la bodega, Zuri se acercó sigilosamente a la puerta.

- “¡Tengo una idea! ” - pensó Zuri. - “Voy a disfrazarme de visitante y les pediré que me ofrezcan vino. ¡Así lo podré robar! ”

Con su disfraz de campesino, Zuri tocó la puerta de la bodega.

- “¡Hola, amigos! Soy un viajero y he escuchado que hacen el mejor vino de la región. ¿Puedo probar un poco? ” - dijo Zuri con una sonrisa engañosa.

Gino y Nino, confiados y amables, lo invitaron a entrar.

- “¡Por supuesto! Vení, Zuri, y disfrutá de nuestra cosecha. ¡Es la mejor de todas! ” - exclamó Gino.

Pero al instante, Nino se dio cuenta de que algo no estaba bien. Recordaba haber oído a los otros animales hablar sobre el zorro astuto que siempre intentaba robar.

- “Un momento, ¿no sos el zorro que vive en el bosque? ” - preguntó Nino, levantando su pata.

Zuri, sorprendido, trató de salir rápidamente, pero Gino fue más rápido y bloqueó la salida.

- “¡No podrás irte sin contar la verdad, Zuri! ” - dijo Gino, decidido.

El zorro, sintiéndose acorralado, suspiró y decidió ser honesto.

- “Está bien, está bien. Solo quería probar vuestro vino porque he oído que es el mejor. Nunca lo he probado, y todos los animales hablan maravillas de él.”

Gino miró a Nino y luego al zorro. Se dio cuenta de que Zuri no tenía amigos y que solo quería disfrutar de algo rico.

- “Puedo entenderlo, Zuri. ¡Pero no puedes robarlo! Si querés, podés quedarte y te enseñaremos a hacer vino.” - ofreció Gino, sonriendo.

Zuri, sorprendido por la generosidad de Gino, aceptó la oferta.

- “¿De verdad? ” - preguntó Zuri, sus ojos brillando de emoción.

- “Sí, de verdad. ¡Todos podemos disfrutar juntos! ” - afirmó Nino.

Así, Gino, Nino y Zuri comenzaron a trabajar juntos en la bodega. Zuri aprendió cómo cosechar las uvas, cómo aplastarlas y cómo fermentar el vino. Para el final de la vendimia, se había hecho amigo de Gino y Nino.

- “No sabía que hacer vino podía ser tan divertido. Gracias por ayudarme a aprender y por hacerme sentir bienvenido.” - dijo Zuri, con una gran sonrisa.

Gino y Nino estaban felices de haber hecho un nuevo amigo, y así, cada vendimia se transformó en una celebración donde todos los animales de la montaña podían reunir sus fuerzas y disfrutar de la vida, sin más robos ni engaños.

Desde ese entonces, Gino, Nino y Zuri se convirtieron en mejores amigos. Juntos, hacían el vino más sabroso de Mendoza, y cada año celebraban la vendimia no solo con alegría, ¡sino también con un lazo de amistad que nunca se rompería!

FIN.

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