El duende y la ventana verde
Había una vez una ventana mágica en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. Desde esa ventana, se podía ver un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores y árboles frondosos que bailaban al compás del viento.
Un día, mientras la ventana observaba el jardín, apareció un duende travieso llamado Lucas. Lucas era curioso por naturaleza y siempre buscaba emociones nuevas.
Al ver la ventana mágica, no pudo resistirse a acercarse y explorar lo que había detrás.
Al tocar la ventana con su pequeña mano, algo mágico sucedió: ¡la ventana cobró vida! La ventana le habló a Lucas con una voz suave y amigable: "¡Hola, querido duende! ¿Quieres descubrir el maravilloso mundo que hay más allá?"Lucas estaba emocionado ante esta nueva aventura. Juntos, la ventana y el duende saltaron al jardín encantado. Allí encontraron a la Naturaleza en todo su esplendor: flores cantantes, animales parlantes y ríos brillantes.
La Naturaleza les dio la bienvenida y les enseñó sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
Les mostró cómo las plantas crecían gracias al sol y el agua; cómo los animales vivían en armonía entre sí; cómo cada ser vivo tenía un papel importante en este ecosistema maravilloso. Conforme avanzaba el día, Lucas descubrió que tenía un don especial para comunicarse con los animales. Podía entender lo que decían e incluso hablar su idioma.
Esto llenó de alegría al duende y a la ventana, quienes se dieron cuenta de que su aventura no solo era divertida, sino también educativa. Juntos, el duende y la ventana recorrieron el jardín mágico ayudando a los animales en sus tareas diarias.
Ayudaron a las abejas a polinizar las flores, construyeron nidos para los pájaros y regaron las plantas sedientas. Pero un día, una terrible sequía azotó el jardín. Las plantas comenzaron a marchitarse y los animales estaban tristes por la falta de agua.
La ventana y Lucas sabían que tenían que hacer algo para salvar este hermoso lugar. Con su magia combinada, crearon una fuente mágica que brotaba agua fresca y revitalizante.
El jardín volvió a cobrar vida gracias al esfuerzo conjunto del duende, la ventana y la Naturaleza. El pueblo entero quedó maravillado con este milagro natural. A partir de ese día, todos aprendieron sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y respetar la naturaleza.
Lucas continuó visitando el jardín mágico junto con su amiga ventana. Juntos siguieron protegiendo y enseñando sobre la belleza del mundo natural a todas las personas del pueblo.
Y así fue como una simple ventana, un duende curioso, la magia y la Naturaleza se unieron para crear una historia llena de amor por nuestro planeta.
FIN.