El duende y las valientes amigas



Había una vez cuatro amigas llamadas Juli, Pili, Anto y Vicky. Un día decidieron aventurarse en un bosque misterioso que se decía estaba embrujado. Estaban emocionadas y llenas de curiosidad por descubrir qué secretos escondía aquel lugar.

A medida que caminaban entre los árboles altos y frondosos, comenzaron a darse cuenta de que estaban perdidas. No sabían cómo regresar a casa y el bosque parecía cada vez más oscuro y desconocido.

De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de detrás de unos arbustos. Se acercaron con cautela y vieron a un pequeño duende saltando de un lado a otro. - ¡Hola! Soy el duende Pepito -dijo el duende con una voz traviesa-.

Veo que están perdidas, ¿necesitan ayuda? Las niñas se miraron entre sí sorprendidas por la aparición del duende parlanchín. Pero al ver lo amigable que parecía, decidieron aceptar su ayuda. - Sí, estamos perdidas en este bosque encantado -respondió Juli-.

¿Podrías ayudarnos a encontrar el camino de regreso a casa? El duende Pepito sonrió y asintió con entusiasmo. - Por supuesto que puedo ayudarlas.

Pero primero deben superar tres pruebas para obtener mi magia guía -dijo el duende mientras sacaba tres hojas mágicas del bolsillo de su chaleco verde-. Cada una deberá enfrentar una prueba diferente para demostrar su valentía y determinación. Juli fue la primera en tomar la hoja mágica.

La prueba consistía en cruzar un puente colgante y llegar al otro lado sin caerse. Juli, con valentía, caminó lentamente por el estrecho puente mientras las otras la animaban desde abajo. Aunque tuvo algunos momentos de miedo, logró llegar al otro lado sin problemas.

Pili fue la siguiente en tomar su hoja mágica. Su prueba consistía en encontrar una llave escondida entre las ramas y abrir un cofre cerrado que contenía el siguiente desafío.

Pili buscó con paciencia hasta que encontró la llave y abrió el cofre con determinación. Anto tomó la tercera hoja mágica y su prueba era resolver un acertijo complicado para liberar a unos pájaros atrapados en jaulas encantadas.

Anto pensó durante mucho tiempo hasta que finalmente descifró el acertijo y liberó a los pájaros. Con todas las pruebas superadas, Pepito aplaudió emocionado. - ¡Lo han hecho! Han demostrado ser valientes y perseverantes. Ahora puedo guiarlas hacia la salida del bosque -dijo mientras agitaba su varita mágica.

De repente, un camino iluminado apareció frente a ellas, mostrando el camino de regreso a casa. - Gracias por ayudarnos, duende Pepito -dijeron las niñas al unísono-. No sabemos qué hubiéramos hecho sin ti.

- Ha sido un placer ayudarlas -respondió Pepito-. Recuerden siempre ser valientes y nunca darse por vencidas ante los desafíos que se les presenten. Las niñas asintieron y se despidieron del duende Pepito.

Siguiendo el camino iluminado, finalmente lograron salir del bosque encantado y regresar a casa. Desde aquel día, Juli, Pili, Anto y Vicky aprendieron la importancia de trabajar juntas, ser valientes y perseverar incluso en los momentos más difíciles.

Y cada vez que recordaban su aventura en el bosque encantado, sonreían sabiendo que siempre habría una forma de encontrar el camino correcto si no se rendían.

FIN.

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