El duende y los tres deseos



Había una vez un niño llamado Juan, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque.

Todos los días, después de terminar sus deberes escolares, Juan salía a caminar por el bosque para disfrutar de la naturaleza y explorar nuevos rincones. Un día soleado, mientras caminaba por su sendero favorito, Juan se distrajo observando mariposas y pájaros cantando.

Sin darse cuenta, se adentró cada vez más en el espeso bosque y pronto se dio cuenta de que estaba perdido. - ¡Oh no! ¿Cómo voy a encontrar mi camino de regreso a casa? - exclamó Juan preocupado. Comenzó a correr en todas las direcciones tratando de encontrar alguna señal familiar, pero solo conseguía perderse aún más.

Desesperado y asustado, decidió sentarse bajo un árbol para pensar con claridad. Mientras buscaba una solución, escuchó un suave murmullo proveniente del interior del árbol. Se acercó cautelosamente y descubrió que había un pequeño duende atrapado dentro.

- ¡Ayuda! ¡Por favor sácame de aquí! - suplicó el duende. Juan rápidamente encontró una rama lo suficientemente larga para sacar al duende del árbol. Agradecido, el duende le dijo:- Has demostrado ser valiente al ayudarme.

Como recompensa te concederé tres deseos. Juan pensó por un momento y decidió pedir ayuda para encontrar su camino a casa como primer deseo. El duende asintió con la cabeza y desapareció entre las hojas del árbol.

De repente, Juan vio una pequeña luciérnaga acercarse a él y comenzó a guiarlo por un camino iluminado. Siguiendo la luz de la luciérnaga, Juan finalmente encontró su sendero familiar y pudo regresar sano y salvo a su hogar.

Agradecido por haber encontrado el camino de vuelta, Juan decidió usar su segundo deseo para ayudar al duende que lo había salvado. Pidió que el duende fuera liberado de cualquier encantamiento o prisión en la que estuviera atrapado.

Al instante, el duende se transformó en un ser humano y le explicó a Juan que había sido convertido en duende como castigo por sus malas acciones. Ahora, con su libertad recuperada, prometió cambiar y hacer el bien.

Conmovido por la historia del antiguo duende, Juan decidió utilizar su tercer deseo para pedirle al antiguo duende convertido en humano que lo acompañara cada vez que fuera al bosque. Quería aprender más sobre el mundo natural y asegurarse de no perderse nunca más.

Desde ese día en adelante, Juan y el antiguo duende se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraron cada rincón del bosque mientras aprendían sobre las plantas, los animales y cómo cuidar la naturaleza.

Juan aprendió una valiosa lección: siempre debía prestar atención a su entorno para evitar perderse nuevamente. También comprendió la importancia de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Y así fue como Juan encontró amistad y conocimiento en medio del bosque perdido.

Cada día era una nueva aventura, llena de aprendizaje y diversión, mientras cuidaban y protegían el bosque que tanto amaban.

FIN.

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