El duende y su diente perdido
Había una vez un duende llamado Milagroso que vivía en un pequeño bosque encantado. Un día, mientras caminaba por el bosque, Milagroso sintió un pequeño dolor en su boca.
Al tocar su diente, se dio cuenta de que se le había caído. - ¡Ay, me ha caído un diente! - exclamó Milagroso con tristeza. Sus amigos, la hada Margarita y el gnomo Gustavo, se acercaron para consolarlo.
- No te preocupes, Milagroso, los duendes perdemos nuestros dientes de leche, es algo natural - dijo Margarita con cariño. Sin embargo, Milagroso se sentía muy triste y preocupado. - ¿Qué va a pasar si no puedo encontrar mi diente? - preguntó con voz temblorosa.
Gustavo, con su sabiduría de gnomo, sonrió y dijo: - No te preocupes, Milagroso. Podemos buscar juntos tu diente perdido y quien sabe, quizás descubramos algo maravilloso en el camino.
Animado por las palabras de sus amigos, Milagroso se puso en marcha junto a ellos, recorriendo el bosque en busca de su diente perdido. Durante su búsqueda, encontraron a varios animales del bosque que estaban en problemas, y con ingenio y valentía, lograron ayudarlos.
Al final del día, cuando ya estaban por regresar a casa, Milagroso vio algo brillante entre las hojas. ¡Era su diente perdido! - ¡Lo encontramos! - exclamó Milagroso, radiante de alegría. Pero antes de recogerlo, notó algo aún más brillante debajo del diente. Era un pequeño cofre lleno de monedas de oro.
- ¡Qué sorpresa! - gritó Milagroso emocionado. Gracias a su diente perdido, habían descubierto un tesoro escondido en el bosque. Con las monedas, Milagroso decidió construir un parque mágico para que todos los seres del bosque pudieran disfrutar.
Desde ese día, Milagroso entendió que incluso en los momentos difíciles, siempre hay una oportunidad para descubrir algo maravilloso. Y así, vivieron felices y aventureros en el bosque encantado.
FIN.