El duendecillo amigo
Pedro era un niño muy curioso y soñador. Siempre se preguntaba qué había más allá de lo que veía a simple vista.
Un día, mientras caminaba por el campo, vio un arcoíris en el cielo y decidió seguirlo para ver dónde terminaba. Después de caminar durante un tiempo, llegó a una pequeña colina donde encontró algo sorprendente: ¡un duendecillo! Era muy pequeño y tenía alas coloridas como las del arcoíris.
Además, tenía un auto mágico que parecía flotar en el aire. - Hola Pedro -dijo el duendecillo-. Soy Fito, ¿quieres dar una vuelta en mi auto? Pedro no podía creer lo que estaba sucediendo. Nunca había visto nada igual antes.
Sin pensarlo dos veces, subió al auto con Fito y empezaron a volar por encima del arcoíris. - ¿Qué te gustaría pedirme? -preguntó Fito con una sonrisa amistosa. - Quiero tener la habilidad de hacer amigos fácilmente -respondió Pedro sin dudarlo.
Fito asintió con la cabeza y le concedió su deseo. A partir de ese momento, Pedro notó que era mucho más fácil relacionarse con los demás niños en la escuela. También aprendió muchas cosas nuevas sobre ellos y sus intereses.
Sin embargo, pronto descubrieron que no todo era perfecto en el mundo mágico del duendecillo. Una banda de trolls malvados estaba causando problemas en toda la región e incluso habían secuestrado a algunos animales del bosque cercano.
Pedro sintió mucha tristeza al enterarse de esto y decidió ayudar a Fito a detenerlos. Juntos, idearon un plan para distraer a los trolls mientras liberaban a los animales.
La misión fue todo un éxito gracias a la astucia del duendecillo y el coraje de Pedro. Después de eso, se convirtieron en grandes amigos y cada vez que Pedro necesitaba ayuda o tenía algún problema, Fito siempre estaba allí para escucharlo y apoyarlo.
Al final, Pedro aprendió que la amistad verdadera es algo muy valioso y que nunca debemos dejarla escapar. Además, también descubrió que siempre hay una solución para los problemas si trabajamos juntos con ingenio y determinación.
FIN.