El Dulce Aprendizaje de Mateo



Había una vez un niño llamado Mateo, que vivía en un pequeño barrio de Buenos Aires. Mateo amaba los chocolates más que cualquier otra cosa en el mundo. Cada vez que pasaba por la tienda de su vecindario, sus ojos brillaban al ver las coloridas cajas de bombones. "¡Mamá, kupuchocolate, por favor!"- solía pedir con una gran sonrisa.

Sus papás, preocupados por sus hábitos alimenticios, a menudo le decían: "Mateo, deberías comer más frutas y verduras. El chocolate está bien, pero en su medida."-

Sin embargo, Mateo no quería escuchar. Un día, decidió que iba a comer chocolate durante todo el fin de semana. Compró un enorme paquete de caramelos, chocolatines y bombones.

"¡Esto será genial!"- pensó emocionado, mientras se sentaba con la montaña de dulces.

Durante el sábado, no comió nada más que chocolate. Se siente muy feliz, brincando de alegría. Pero el domingo, mientras jugar con sus amigos, comenzó a sentirse raro. Su pancita le dio un vuelco y su energía se desvaneció. "¡Mateo, todo bien?"- le preguntó su amigo Lucas, al notarlo pálido.

"No sé, creo que tengo un dolor de estómago"- respondió Mateo, sosteniéndose la barriga. Su mamá, al ver que no podía jugar porque estaba acostado en el sofá, se preocupó. "Vamos a ver a la doctora, Mateo"- dijo mientras lo ayudaba a levantarse.

En la consulta, la doctora lo revisó y le dijo: "Mateo, a veces comer muchos dulces no es bueno. Tu cuerpo necesita una variedad de alimentos para estar sano, como frutas, verduras y proteínas."-

Mateo escuchó sin comprender del todo. La doctora continuó: "Los chocolates son deliciosos, pero si comes solo eso te sentirás mal. Tu barriga está dolida porque no has comido otras cosas."-

"No sabía que eso podía pasar"- murmuró Mateo, mientras la doctora le daba un consejo: "Recuerda, todo en su medida. Puedes disfrutar de los chocolates, pero no olvides cuidar de tu salud comiendo bien. ¿Te gusta la fruta?"-

"Sí, me encanta la banana y las fresas"- admitió Mateo, con voz baja.

"Entonces, ¡haz un batido de frutas y agrégale un toque de chocolate!"- sugirió la doctora con una sonrisa. Mateo se iluminó al escuchar eso. Esa tarde, regresó a casa y se sentía un poco mejor.

"Mamá, ¿podemos hacer un batido de frutas con un chorrito de chocolate?"- preguntó aventurero.

"Claro, Mateo, qué idea más rica. ¡Vamos a cocinar!"- respondió su mamá, sorprendida y feliz de que él quisiera comer algo saludable. Juntos, prepararon un batido de plátano y fresa, al que le agregaron una cucharadita de chocolate.

Mateo lo probó y exclamo: "¡Está delicioso!"- Desde ese día, Mateo se vuelve un experto en la cocina, mezclando frutas y un poquito de chocolate. Aprendió a equilibrar su alimentación, disfrutando así de su dulce preferido sin preocuparse por su salud.

A medida que pasaban los días, Mateo comprendió la importancia de lo que comía. Hizo pactos con sus amigos, donde se comprometían a disfrutar de snacks saludables y de vez en cuando, un chocolate como premio.

"¡Viva el equilibrio!"- decían al unísono, dándose una palmada en la espalda. Mateo nunca olvidó la lección que aprendió y, aunque todavía le encantaba el chocolate, ahora era más sabio al elegir su dieta. Aprendió que cuidar de su cuerpo le daba más energía para jugar, estudiar y ser feliz.

Así, Mateo se convirtió en un niño saludable y feliz, lleno de energía y con un futuro brillante. Y siempre recordaba aquel día que lo llevó a descubrir que lo mejor de la vida es hacer las cosas con moderación y disfrutar de todo lo que nos gusta sin olvidar cuidar de nosotros mismos. Y así, este niño aprendió que cada bocado cuenta, y que el verdadero dulzor de la vida está en el equilibrio.

.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!