El dulce camino de Hansel y Gretel


Érase una vez, en el hermoso bosque de Villa Ardilla, vivían dos hermanitos llamados Hansel y Gretel. Eran muy unidos y siempre se cuidaban mutuamente.

Pero un día, sus padres tuvieron que enfrentar tiempos difíciles y no tuvieron más opción que abandonarlos en el bosque. Hansel, siendo el mayor, decidió tomar la responsabilidad de proteger a su hermanita Gretel. Juntos caminaron por el frondoso bosque sin saber qué hacer ni a dónde ir.

La noche comenzaba a caer y los pequeños sentían miedo y hambre. De repente, entre los árboles apareció una casita hecha completamente de dulces y golosinas. Los ojos de Hansel y Gretel se iluminaron al verla.

- ¡Mira Gretel! ¡Una casita de caramelos! - exclamó Hansel emocionado. Sin pensarlo dos veces, los niños corrieron hacia la casita para probar esos deliciosos dulces. Pero justo cuando iban a darle un mordisco a las paredes de caramelo, una voz amable resonó desde adentro.

- ¡Esperen un momento queridos! ¿Quiénes son? Era la dueña de la casita: una simpática anciana llamada Doña Azucarina.

Al ver a los pequeños perdidos en el bosque, sintió compasión por ellos e invitó a Hansel y Gretel a entrar. Doña Azucarina les preparó una rica cena con panes de jengibre, galletitas con formas divertidas y helado multicolor. Los niños comieron hasta saciarse y agradecieron a la amable anciana por su generosidad. - Muchas gracias, Doña Azucarina.

Estaba delicioso - dijo Gretel con una sonrisa. - De nada, mis dulces angelitos. Me alegra poder ayudarlos - respondió Doña Azucarina con cariño.

Al pasar los días, Hansel y Gretel se dieron cuenta de que Doña Azucarina era una experta en hacer dulces y golosinas. Ella les enseñó cómo mezclar ingredientes, hornear galletitas y decorar tortas. Los niños descubrieron que tenían un talento especial para crear delicias.

Un día, mientras paseaban por el bosque, encontraron un cartel anunciando el Gran Concurso de Repostería de Villa Ardilla. Hansel y Gretel sabían que era su oportunidad para demostrar sus habilidades culinarias.

Trabajaron arduamente durante semanas preparando las mejores creaciones: tortas esponjosas con rellenos exquisitos, cupcakes decorados con formas divertidas y cookies crujientes recién salidas del horno. El día del concurso llegó y Villa Ardilla estaba llena de gente emocionada por probar las creaciones de los participantes.

Hansel y Gretel presentaron sus dulces al jurado junto a otros competidores muy talentosos. La tensión crecía mientras esperaban los resultados. Finalmente, el jurado anunció al ganador: ¡Hansel y Gretel! Los hermanitos saltaron de alegría al escuchar su nombre.

Habían ganado el primer premio: un puesto en la famosa pastelería "Dulce Encanto". Ahora podrían trabajar allí y compartir sus delicias con toda Villa Ardilla. Hansel y Gretel aprendieron que, a pesar de los momentos difíciles, siempre hay una luz al final del camino.

Con esfuerzo, valentía y la ayuda de personas generosas como Doña Azucarina, lograron superar su adversidad y encontrar su verdadero talento.

Y así, Hansel y Gretel se convirtieron en los mejores pasteleros de Villa Ardilla, endulzando las vidas de todos con sus creaciones mágicas. Y aunque el bosque les había presentado un desafío inesperado, también les dio la oportunidad de descubrir su pasión por la repostería.

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