El dulce de higo de Pedro



En un pequeño pueblo de Cuenca vivía un niño llamado Pedro, perteneciente a la comunidad cañarí. Pedro vestía su traje tradicional con mucho orgullo, pero desafortunadamente, en la escuela algunos niños se burlaban y rechazaban jugar con él por su atuendo. Aunque su maestra le aconsejaba ignorar los comentarios, Pedro se sentía triste y solo.

Un día, la maestra propuso una actividad en la que cada niño debía llevar un dulce típico de su región para compartir con sus compañeros. Pedro recordó que su abuela solía hacer un delicioso dulce de higo. Emocionado, decidió prepararlo y llevarlo a la escuela al día siguiente.

Al llegar a la escuela con su dulce de higo, los niños se sorprendieron. Uno de ellos se acercó a Pedro y le preguntó sobre el dulce y la cultura cañarí. Pedro, con una sonrisa, explicó todo sobre el dulce y su significado. Pronto, otros niños se unieron a la conversación, interesados en conocer más. Después de probar el dulce, todos coincidieron en que era delicioso.

A partir de ese día, Pedro ya no se sentía solo en la escuela. Los niños apreciaban y respetaban su cultura, y Pedro estaba feliz de poder compartir sus tradiciones con ellos. Aprendieron que la diversidad enriquece la vida y que las diferencias culturales son oportunidades para aprender y enriquecerse mutuamente.

FIN.

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