El dulce negocio de Lola, Sofía y Valentina



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de amigas llamadas Lola, Sofía y Valentina. Eran inseparables y les encantaba pasar tiempo juntas.

Un día, decidieron salir a jugar al parque a pesar de que el cielo estaba nublado. Justo cuando llegaron al parque, empezó a llover. Pero eso no las detuvo, ya que las tres llevaban sus coloridos paraguas.

Se pusieron a saltar en los charcos y reírse bajo la lluvia mientras protegían su ropa con los paraguas. Mientras jugaban, notaron que algo extraño estaba cayendo del cielo junto con la lluvia: ¡azúcar! Grandes copos blancos de azúcar caían por todas partes. Las chicas se miraron sorprendidas y emocionadas.

"-¡Miren chicas! ¡Es azúcar mágica!" exclamó Sofía. Sin pensarlo dos veces, comenzaron a reagarrar puñados de azúcar del suelo y saborearla. Era dulce como nunca antes habían probado.

De repente, se dieron cuenta de que podían usarla para hacer algo especial. Decidieron ir al supermercado cercano para comprar ingredientes adicionales y preparar ricos postres caseros utilizando el azúcar mágica como ingrediente principal. Compraron harina, huevos, leche y frutas frescas para hacer tortas y muffins deliciosos.

De regreso en casa de Lola, se pusieron manos a la obra en la cocina. Mientras mezclaban los ingredientes bajo la atenta mirada de las mamás de Lola y Valentina, crearon los postres más increíbles que jamás habían hecho.

Cuando las tortas y muffins estuvieron listos, las chicas invitaron a sus familias y amigos para compartir el resultado de su trabajo. Todos quedaron maravillados con los sabores únicos y la textura perfecta de los postres.

La noticia sobre la azúcar mágica se esparció rápidamente por toda la ciudad. Personas de diferentes lugares comenzaron a visitar a Lola, Sofía y Valentina para probar sus delicias dulces.

Las chicas se convirtieron en pequeñas empresarias y abrieron una tienda de repostería llamada "Dulce Amistad". Con el tiempo, su negocio creció tanto que pudieron contratar a más personas y abrir sucursales en otras ciudades. Pero lo más importante para ellas siempre fue mantener viva su amistad mientras compartían momentos dulces con todos.

Así, gracias a esa lluvia inesperada, estas tres amigas descubrieron su pasión por la repostería y lograron convertir algo simple como una tarde lluviosa en un sueño hecho realidad.

Y todo comenzó con una gota de azúcar mágica cayendo del cielo. Desde entonces, cada vez que llovía en Buenos Aires, recordaban aquella aventura inolvidable bajo la lluvia, donde descubrieron su verdadera vocación: hacer felices a los demás con sus dulces creaciones.

FIN.

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