El dulce tesoro de Villa Feliz



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, un grupo de niños que se reunían todos los días en la plaza para jugar.

Entre ellos estaban Martina, Lucas, Sofía y Benjamín, cuatro amigos inseparables que siempre encontraban la forma de divertirse juntos. Un día soleado de primavera, decidieron inventar un juego nuevo. Martina propuso: "¿Qué les parece si jugamos a "La búsqueda del tesoro perdido"?".

Todos asintieron emocionados y comenzaron a planear cómo sería el juego. "Yo me encargaré de esconder el tesoro", dijo Sofía con entusiasmo. "Y nosotros seremos los buscadores", agregó Lucas. "¡Perfecto! El que encuentre el tesoro será el ganador", concluyó Benjamín.

Sofía corrió a esconder el tesoro mientras Martina contaba hasta diez para darles tiempo. Los tres amigos se dispersaron por la plaza en busca de pistas que los llevaran al preciado botín.

Pronto descubrieron que las pistas estaban escondidas en diferentes juegos infantiles del lugar. Lucas encontró la primera pista debajo del tobogán rojo, donde decía: "Sigue derecho hasta el árbol más grande".

Corrió hacia allí y halló la segunda pista colgando en una rama baja: "Gira a tu derecha y contarás diez pasos desde la fuente". Mientras tanto, Martina descubrió otra pista cerca de los columpios: "Avanza dos pasos hacia adelante y mira detrás del banco azul".

Siguiendo las indicaciones al pie de la letra, llegó al lugar señalado y encontró una llave dorada brillante. Por su parte, Benjamín seguía buscando concentrado cuando vio algo brillar entre las hojas de un arbusto. Al acercarse con cautela, descubrió una caja cerrada con un candado.

Rápidamente utilizó la llave que Martina había encontrado y ¡el candado se abrió! Dentro de la caja encontraron monedas de chocolate envueltas en papel dorado simulando ser auténticas monedas antiguas. Se miraron emocionados y felices por haber resuelto juntos el desafío.

"¡Lo logramos! ¡Encontramos el tesoro perdido!", exclamaron al unísono. "Fue genial trabajar en equipo", dijo Sofía con orgullo. "Sin duda somos los mejores buscadores de tesoros", añadió Lucas riendo.

Los niños disfrutaron compartiendo las monedas de chocolate mientras recordaban lo divertido que fue jugar juntos. La tarde llegaba a su fin pero sabían que siempre habría nuevos juegos e aventuras esperándolos en Villa Feliz.

Y así terminó aquel día inolvidable lleno de risas, amistad y aprendizajes compartidos entre cuatro grandes amigos dispuestos a vivir mil aventuras más juntos.

FIN.

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