El Dúo Mágico de los Números
Un día soleado en el Bosque de los Números, el pequeño número 1 estaba un poco triste porque se sentía solo. Al mirar a su alrededor, vio muchas cosas; un árbol, una nube, y en la orilla del río, ¡estaba el número 2! El número 2 era un número especial, siempre estaba lleno de energía y alegría.
"¡Hola, número 1!" - exclamó el número 2 con su voz melodiosa.
"Hola, número 2. Me siento un poco solo. ¿Te gustaría jugar conmigo?" - respondió el número 1, con una sonrisa esperanzadora.
"¡Por supuesto! ¿Sabías que es más divertido jugar en pareja?" - dijo el número 2 saltando feliz.
Entonces, los dos números decidieron explorar el bosque juntos. A medida que caminaban, encontraron un par de mariposas revoloteando.
"Mirá, número 1, ¡son dos mariposas!" - dijo el número 2.
"¡Qué coloridas! Vamos a seguirlas" - sugirió el número 1.
Las mariposas volaron hacia un campo lleno de flores. Allí, los números vieron dos flores hermosas.
"Una flor, dos flores. ¡Las flores son más bonitas cuando hay dos!" - dijo el número 1 emocionado.
"¡Exactamente! ¡Todo es mejor en dueto!" - añadió el número 2 mientras giraba felizmente.
De repente, escucharon un ruido extraño viniendo de detrás de un arbusto. Con cautela, se acercaron y descubrieron a dos pequeños conejitos.
"¡Hola, conejitos!" - saludó el número 1 suavemente.
"¡Hola!" - respondieron los conejitos al unísono, "¿Quieren jugar con nosotros?"
Los números asintieron con entusiasmo. Pronto, formaron un gran juego entre los cuatro, saltando y corriendo, convirtiendo el bosque en un lugar de risas y felicidad.
Pero de repente, un viento fuerte sopló y los conejitos empezaron a asustarse.
"¡No te asustes!" - dijo el número 1 tratando de calmar a los conejitos.
"Si estamos juntos, todo estará bien" - agregó el número 2 con confianza.
Y así fue. Los cuatro fueron a un lugar más seguro, el árbol grande, y se abrazaron para sentir que estaban juntos. El viento pasó y pronto retomaron sus juegos.
"¿Ves, número 1? Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa" - dijo el número 2 con una gran sonrisa.
Al atardecer, los números se despidieron de los conejitos, quienes prometieron volver a jugar al día siguiente.
"¡Fue un día increíble!" - exclamó el número 1, contento.
"Y aprendimos que juntos somos más fuertes y más divertidos" - finalizó el número 2 con un guiño.
Y así fue como el número 1 descubrió que tener un amigo como el número 2 hacía su vida mucho más divertida. Desde entonces, nunca volvió a sentirse solo, porque siempre había un dúo mágico esperando a jugar.
FIN.