El elefante amable en el bosque encantado
Había una vez en el bosque encantado, un elefante llamado Emilio. Emilio era muy amable y siempre se preocupaba por los demás animales.
Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó un ruido extraño proveniente de un árbol cercano. Al acercarse, descubrió a Eduardo, un pequeño erizo atrapado en las ramas del árbol. Eduardo estaba asustado y no podía salir por sí mismo.
Sin pensarlo dos veces, Emilio extendió su trompa y ayudó a Eduardo a bajar del árbol. "- ¡Muchas gracias, Emilio! Estaba muy asustado", dijo Eduardo con gratitud. Emilio sonrió y respondió: "- No hay de qué, Eduardo. Siempre es bueno ayudar a nuestros amigos".
Desde ese día, Emilio y Eduardo se volvieron inseparables. Juntos exploraban el bosque y ayudaban a otros animales que necesitaban ayuda. Un día soleado, mientras caminaban cerca de un estanque lleno de ranas saltarinas, escucharon un llanto desconsolado proveniente de la orilla del agua.
Se acercaron rápidamente y encontraron a Estela la rana en problemas. "- ¿Qué te pasa Estela? ¿Cómo podemos ayudarte?", preguntó preocupado Emilio. Estela sollozando respondió: "- He perdido mi corona dorada en el estanque cuando estaba jugando".
Emilio miró alrededor y vio una vara larga que estaba cerca del agua. Sin dudarlo ni un segundo más, extendió su trompa hasta alcanzar la vara y le entregó la corona dorada a Estela.
"- ¡Muchas gracias, Emilio! Eres el elefante más generoso y amable del bosque", exclamó Estela con alegría. Emilio sonrió y respondió: "- No hay de qué, Estela. Me alegra poder ayudarte". Los tres amigos continuaron su camino por el bosque, siempre dispuestos a ayudar a quienes lo necesitaban.
Un día, mientras se acercaban al río para beber agua fresca, escucharon un grito de auxilio proveniente del agua. Era Ernesto, un pequeño pez que había quedado atrapado en una red abandonada.
Emilio no dudó ni un segundo y se metió en el agua para liberar a Ernesto. "- ¡Gracias, Emilio! ¡Eres el elefante más valiente y generoso que he conocido!", dijo Ernesto emocionado. Emilio sonrió nuevamente y respondió: "- No hay de qué, Ernesto.
Siempre es importante ayudar cuando alguien está en peligro". Después de rescatar a Ernesto, los cuatro amigos decidieron celebrar la amistad que habían formado juntos.
Organizaron una gran fiesta en el claro del bosque donde todos los animales pudieron disfrutar de juegos divertidos y mucha comida deliciosa. Desde aquel día, Emilio siempre fue recordado como el elefante generoso y valiente que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás animales del bosque encantado.
Y así concluye esta historia llena de generosidad y gratitud protagonizada por Emilio el elefante amable junto a sus amigos Eduardo el erizo valiente, Estela la rana encantadora y Ernesto el pez agradecido.
FIN.