El elefante de Sofía



Había una vez en un tranquilo barrio de Buenos Aires, una niña llamada Sofía que adoraba dibujar. Pasaba horas y horas coloreando hojas en blanco con sus lápices de colores, creando mundos mágicos y personajes divertidos.

Un día, Sofía decidió que quería dibujar un elefante. Había visto fotos de estos enormes animales en los libros de la escuela y le parecían fascinantes.

Se sentó en su escritorio con determinación, agarró su lápiz azul favorito y comenzó a trazar las líneas que darían forma a su elefante. Pasaron las horas y Sofía se concentraba tanto en su dibujo que ni siquiera notó cuando el sol empezó a esconderse detrás de los edificios.

Finalmente, dio el último toque a su obra maestra y contempló orgullosa al elefante que había cobrado vida en el papel. Corrió emocionada hacia donde estaba su mamá y le mostró el dibujo con una sonrisa radiante en el rostro.

-¡Mamá, mira lo que hice! ¡Dibujé un elefante! -exclamó Sofía, con los ojos brillando de emoción. La mamá de Sofía se quedó maravillada al ver el talento de su hija.

-¡Es increíble, Sofi! ¡Has hecho un trabajo maravilloso! Estoy muy orgullosa de ti -respondió la mamá, abrazando tiernamente a la niña. Sofía sintió una oleada de felicidad recorrer todo su cuerpo al recibir las palabras de apoyo de su mamá.

Se aferró a ella en un cálido abrazo lleno de amor y gratitud. En ese momento supo que siempre podía contar con el apoyo incondicional de su mamá para seguir persiguiendo sus sueños y alcanzando sus metas.

Desde ese día, Sofía siguió dibujando con pasión e ilusión, sabiendo que cada trazo la acercaba un poco más a convertirse en la gran artista que siempre había soñado ser.

Y cada vez que terminaba un nuevo dibujo, corría hacia su mamá para compartir con ella la alegría y satisfacción de haber creado algo hermoso. Así, entre risas y abrazos, Sofía aprendió una importante lección: nunca subestimar tu propio talento y siempre valorar el amor incondicional de quienes te rodean.

Y juntas, madre e hija siguieron construyendo momentos inolvidables a través del arte y la complicidad que solo existe entre una madre y su pequeña gran artista.

FIN.

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