El elefante políglota



Había una vez un elefante llamado Eduardo que vivía en la selva. Eduardo era muy inteligente y siempre estaba buscando nuevas formas de aprender cosas.

Un día, mientras paseaba por la selva, escuchó a los animales hablar sobre un examen de inglés que se iba a llevar a cabo en el colegio de la sabana. Eduardo quedó fascinado con la idea de aprender inglés y decidió que él también quería aprobar ese examen.

Se acercó al león, quien era el profesor encargado del curso de inglés, y le pidió que lo aceptara como estudiante. El león se sorprendió al ver a un elefante tan interesado en aprender inglés, pero decidió darle una oportunidad.

Le entregó a Eduardo un libro de texto y comenzaron las clases. Eduardo se esforzaba mucho todos los días para aprender todas las palabras nuevas y mejorar su pronunciación.

Practicaba repitiendo frases una y otra vez frente al espejo para asegurarse de hacerlo bien. Un día, durante una clase práctica en el zoológico, Eduardo conoció a Lila, una jirafa muy amigable que también estaba estudiando inglés. Juntos practicaban conversaciones e intercambiaban consejos para mejorar sus habilidades lingüísticas.

Sin embargo, conforme se acercaba la fecha del examen, Eduardo comenzó a sentirse nervioso. Pensaba que tal vez no sería capaz de recordar todo lo aprendido o podría equivocarse durante la prueba oral. Una noche antes del examen, Eduardo tuvo un sueño extraño.

Soñó que estaba frente al león haciendo el examen de inglés. Pero en lugar de preguntarle sobre vocabulario y gramática, el león comenzó a hacerle preguntas sobre su vida y sus experiencias.

"- Eduardo, cuéntame alguna anécdota divertida que te haya sucedido en la selva", dijo el león. Eduardo se sorprendió por la pregunta, pero decidió contar una historia graciosa sobre cómo se había resbalado con un plátano gigante mientras intentaba alcanzar unas hojas altas.

El león sonrió y continuó haciendo más preguntas personales. Eduardo respondía con sinceridad y se dio cuenta de que estaba utilizando todo lo aprendido en clase para comunicarse en inglés. Cuando despertó, Eduardo sintió una gran tranquilidad.

Se dio cuenta de que no tenía que preocuparse tanto por las reglas gramaticales o por memorizar palabras difíciles. Lo importante era ser capaz de comunicarse y compartir sus experiencias. Finalmente llegó el día del examen y Eduardo estaba listo.

Cuando le tocó su turno, entró al salón con confianza. El león comenzó a hacerle preguntas relacionadas con su vida cotidiana, sus intereses y sus sueños.

Eduardo respondió con seguridad y fluidez, utilizando todas las habilidades lingüísticas que había adquirido durante sus clases de inglés. Al finalizar el examen, el león sonrió satisfecho. "- ¡Felicidades Eduardo! Has demostrado no solo un buen dominio del idioma inglés, sino también la capacidad de expresarte con claridad y confianza", dijo el león orgulloso.

Eduardo se sintió muy feliz al escuchar esas palabras. Aunque había tenido miedo de no aprobar el examen, se dio cuenta de que lo más importante era ser capaz de comunicarse y expresarse en inglés.

A partir de ese día, Eduardo siguió practicando su inglés y ayudando a otros animales de la selva a aprender el idioma.

Se convirtió en un verdadero maestro del inglés y siempre recordaba que lo más importante era tener confianza en sí mismo y disfrutar del proceso de aprendizaje. Y así, Eduardo el elefante demostró que con esfuerzo y dedicación, cualquier meta puede ser alcanzada.

FIN.

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