El elefante solidario



Había una vez en la selva un elefante llamado Emilia. Emilia era diferente a los demás elefantes, ya que le encantaba comer manzanas.

Mientras que los otros elefantes disfrutaban de las hojas y ramas de los árboles, ella siempre buscaba el delicioso sabor de una jugosa manzana. Un día, mientras caminaba por el bosque, Emilia escuchó un ruido proveniente de lo profundo del bosque. Curiosa como era, decidió seguir el sonido y ver qué estaba pasando.

Al llegar al lugar, se encontró con un grupo de monos muy tristes. "¿Qué les pasa?", preguntó Emilia preocupada. Los monos explicaron que habían plantado muchos árboles frutales en su hogar pero no podían alcanzar las frutas más altas.

Estaban desesperados porque tenían hambre y necesitaban ayuda para reagarrarlas. Emilia sonrió emocionada al escuchar eso y dijo: "¡Yo puedo ayudarlos! Soy muy alta y puedo alcanzar las frutas más altas".

Sin perder tiempo, Emilia comenzó a estirarse con su trompa larga para alcanzar todas las manzanas que había en lo alto de los árboles. Los monos saltaban de alegría mientras ella les entregaba las deliciosas frutas.

Conforme pasaba el tiempo, el rumor sobre la generosidad de Emilia se esparció por toda la selva. Animales de todos los tamaños venían a buscarla para pedirle ayuda con sus problemas alimentarios.

Un día llegaron unos pájaros muy pequeñitos que no podían encontrar suficientes semillas para alimentar a sus crías. Emilia, con su corazón noble, decidió ayudarlos también. "¡No se preocupen, pequeños amigos! Les traeré las semillas que necesitan", dijo Emilia con ternura.

Usando su trompa como un gran recolector, Emilia recogió todas las semillas que encontró y las llevó hasta el nido de los pajaritos. Los padres pájaros estaban muy agradecidos y le dieron a Emilia una hermosa pluma como muestra de gratitud. Con el tiempo, Emilia se convirtió en la heroína de la selva.

Todos los animales acudían a ella en busca de ayuda y ella siempre estaba dispuesta a escucharlos y ofrecerles su ayuda. Ya sea buscando comida o resolviendo problemas, Emilia demostraba día tras día lo generosa que podía ser.

Un día, mientras caminaba por la selva, Emilia notó algo raro en uno de los árboles donde solía comer manzanas. Se acercó cuidadosamente y vio que había una carta colgada en una rama baja del árbol.

Emocionada por la sorpresa, tomó la carta con su trompa y comenzó a leerla: "Querida Emilia, queremos agradecerte por todo lo que has hecho por nosotros. Eres un ejemplo de bondad y generosidad para todos los habitantes de la selva".

Emilia no pudo evitar sentirse emocionada al leer esas palabras tan hermosas escritas especialmente para ella.

Desde ese día, continuó ayudando a todos aquellos que necesitaban su apoyo sin esperar nada a cambio, pues sabía que su mayor recompensa era la felicidad de los demás. Y así, Emilia el elefante se convirtió en un símbolo de amabilidad y compasión en la selva.

Su historia fue contada una y otra vez por todos los animales, quienes aprendieron la importancia de ayudar a los demás y compartir lo que tenían.

Desde entonces, cada vez que alguien comía una manzana o veía un elefante, recordaban la historia inspiradora de Emilia y cómo demostró que incluso las diferencias pueden ser hermosas cuando se usan para hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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