El Encanto del Bosque Amistoso



Era un hermoso día en el bosque, donde vivían Pinoho, un niño de madera, Violeta, una valiente niña con una capa del color de las flores, y el astuto Lobo, que, a pesar de su apariencia feroz, tenía un gran corazón. Todos ellos compartían un secreto: los tres habían sido amigos desde que se conocieron, y siempre se ayudaban en sus aventuras.

Una mañana, Pinoho y Violeta decidieron visitar la casa de la abuelita de Capelucita, quien hacía las galletas más ricas del bosque. Con el permiso de su abuela, se pusieron en marcha, compartiendo risas y contando historias mientras el sol brillaba entre los árboles.

"¡Vamos más rápido!", dijo Violeta emocionada. "Quiero que las galletas estén recién horneadas cuando lleguemos".

"No te preocupes, Violeta. ¡Las galletas siempre están listas para nosotros!", contestó Pinoho, dando saltitos de alegría.

Mientras tanto, Lobo, que estaba un poco atrás, los observaba con una sonrisa. Pensó en la sorpresa que les tenía preparada. Había decidido recoger flores silvestres para hacer un ramo especial para Capelucita. Pero cuando se acercó al arroyo para beber agua, escuchó una conversación intrigante.

"¡Te aseguro que este es el mejor plan de todos!", decía un grupo de tres Hanhitos, criaturas mágicas que siempre estaban tramando alguna travesura, y que, a veces, causaban problemas a los habitantes del bosque.

"Si logramos distraer a Capelucita, podremos llevarnos todas las galletas de la abuela", dijo uno de ellos, riendo entre dientes.

Lobo se alarmó. Sabía que defender a sus amigos era una parte importante de ser leal. Con astucia, se acercó sigilosamente a ellos para escucharlos mejor.

"¿Qué están planeando?", les interrumpió, cruzando los brazos con un aire autoritario.

Los Hanhitos se sobresaltaron y empezaron a temerle. No querían problemas con el lobo, así que, rápidamente, se disculparon.

"Era solo una broma, Lobo. No queríamos asustar a nadie", dijeron, intentando salir del apuro. Pero Lobo no se dejó engañar.

"No puedo permitir que hagan eso. Capelucita y Pinoho son mis amigos, y sus galletas no deben ser tocadas. Ustedes deberían aprender que las travesuras pueden lastimar a los demás".

Los Hanhitos se quedaron en silencio. Ellos no eran malvados, solo siempre buscaban la diversión sin pensar en las consecuencias.

"Lo sentimos, Lobo. Queríamos divertirnos. Pero nunca pusimos en mente que podíamos herir sus sentimientos. Aprenderemos a divertimos sin causar problemas", prometieron los Hanhitos.

Lobo se sintió satisfecho. "Si quieren, pueden venir con nosotros y ayudar a preparar galletas. Se necesita mucha ayuda en la cocina", les sugirió.

Emocionados, los Hanhitos aceptaron la invitación. Cuando Pinoho y Violeta llegaron, se sorprendieron al ver a Lobo con los Hanhitos.

"¿Qué están haciendo aquí?", preguntó Violeta, un poco confundida.

"Lobo los ha invitado para ser parte de nuestra aventura", explicó Pinoho.

Los Hanhitos, un poco nerviosos al principio, se disculparon sinceramente. "Prometemos ayudar y no hacer más travesuras, solo ser amigos de ustedes".

Así, todos juntos emprendieron el camino a la casa de la abuelita de Capelucita. Pidieron ayuda a la abuela para aprender a hacer galletas. Todos rieron y compartieron risas mientras la cocina se llenaba con el delicioso aroma de galletas recién horneadas.

Finalmente, la abuela salió de la cocina con una bandeja llena de galletas crujientes.

"Y ahora, ¡a disfrutar!", exclamó contenta.

De esta forma, los Hanhitos aprendieron el valor de la amistad y la importancia de pensar antes de actuar. Además, se dieron cuenta de que la verdadera diversión se encontraba en compartir momentos juntos.

A partir de ese día, el bosque fue un lugar de risas y aventuras, ya que todos aprendieron que con amigos al lado, cada día puede ser una nueva y emocionante historia.

Y así, Pinoho, Violeta, Lobo y los Hanhitos compartieron su amistad hasta que el sol se ocultó detrás de los árboles, prometiendo seguir creciendo juntos en cada aventura que les esperaba en el camino.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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