El encuentro con el alma aburrida


María vivía con su esposo y su hijo en un hermoso lugar llamado Wishka Punta. Una noche, mientras caminaba por un sendero, se encontró con un alma aburrida.

Esta alma llevaba consigo un brillo tenue y una expresión triste en su rostro. María, con curiosidad y amabilidad, se acercó a ella y le preguntó por qué estaba tan triste. El alma le contó que se sentía aburrida y perdida, sin saber cuál era su propósito.

María, con comprensión y calidez, le dijo que todos tienen algo especial que ofrecer al mundo.

Le habló de la importancia de encontrar aquello que nos hace felices y de cómo cada persona tiene la capacidad de descubrir su pasión y su lugar en el mundo. La conversación con María llenó de esperanza el corazón del alma. Juntas idearon un plan para que el alma explorara diferentes actividades y descubriera lo que realmente le apasionaba.

Con el tiempo, el alma encontró su camino y se convirtió en una inspiración para muchos otros. María comprendió la importancia de ayudar a otros a descubrir su propósito y a seguir sus sueños.

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