El Encuentro de dos Dragones



En un hermoso y soleado valle, donde las montañas acariciaban el cielo y los arroyos cantaban alegremente, vivía un dragón llamado Bautista. Bautista era un dragón de escamas verdes y brillantes, que le encantaba ayudar a los animales del bosque y cuidar de las flores que crecían a su alrededor. Aunque era fuerte y valiente, a veces se sentía un poco solo, ya que no había otros dragones en el valle.

Un día, mientras Bautista volaba entre las nubes, vio algo extraño. Un destello de luces de colores apareció en el horizonte. Intrigado, decidió acercarse y, para su sorpresa, encontró a otro dragón: ¡un dragón rojo llamado Sebastián!

- “Hola, soy Bautista. ¿Quién sos? ” - dijo Bautista emocionado.

- “¡Hola! Soy Sebastián, y vengo de un valle lejano. Escuché historias de un lugar donde los dragones cuidan la naturaleza. Y aquí estoy, ¡buscando nuevos amigos! ” - respondió Sebastián.

La alegría llenó el aire mientras ambos dragones se conocían. Se contaron sus historias y se dieron cuenta de que tenían mucho en común, especialmente el amor por cuidar el entorno. Sin embargo, Al poco tiempo, Bautista notó que Sebastián era un poco diferente. Tenía un carácter más aventurero y le gustaba proponer retos.

- “Sebastián, me gustaría que hiciéramos algo juntos. ¿Qué tal si ayudamos a los animales del bosque a arreglar su hogar? ” - sugirió Bautista.

- “Sí, pero ¿qué tal si hacemos una carrera antes? ¡El primero en llegar a la colina lo decide! ” - propuso Sebastián.

Aunque Bautista sentía un poco de nervios, aceptó la idea.

- “Está bien, ¡acepto el reto! ” - respondió llenándose de determinación.

Ambos dragones volaron lo más rápido que pudieron. Bautista comenzó bien, pero al poco tiempo se dio cuenta de que Sebastián lo estaba alcanzando. En su camino, Bautista vio a un conejito con una pata atorada en un arbusto.

- “Es más importante ayudar que ganar”, pensó Bautista. Entonces descendió rápidamente y ayudó al conejito, mientras Sebastián seguía volando hacia la meta.

- “¿No vas a correr? ¡Vamos, Bautista! ” - gritó Sebastián desde el aire.

- “¡Espera! Este conejito necesita ayuda.” - dijo Bautista mientras liberaba al pequeño animalito.

Cuando terminó, Bautista miró hacia adelante y vio que Sebastián estaba a punto de llegar a la cima de la colina.

- “¡Llegué primero! ” - gritó Sebastián emocionado, pero al ver lo que había hecho Bautista, se dio cuenta de que su amigo había hecho algo mucho más importante.

- “¡Bautista, sos el mejor! Ayudaste al conejito, eso es lo que realmente importa. Tal vez deberíamos hacer una carrera diferente, donde el objetivo es ayudar a más animales.” - dijo Sebastián con una gran sonrisa.

Bautista, lleno de alegría, respondió:

- “¡Eso suena genial! Juntos podemos hacer mucho más.”

Así, los dos dragones unieron sus fuerzas y comenzaron a ayudar a todos los animales del bosque, reparando sus hogares, plantando árboles y cuidando de la naturaleza.

Un día, mientras trabajaban, se encontraron con una gran tormenta que había dañado muchos lugares en el valle. La lluvia y el viento habían deshecho el trabajo de tantas criaturas.

- “Esto es terrible. ¿Qué vamos a hacer? ” - preguntó Bautista, preocupado.

- “No te preocupes, ¡juntos podemos hacerlo! Se nos ocurrirán ideas. Seamos creativos.” - respondió Sebastián con entusiasmo.

Bautista y Sebastián se pusieron a trabajar, creando nuevas soluciones. Con su fuerza y creatividad, construyeron refugios improvisados, ayudaron a los animales a mudarse a lugares seguros y comenzaron a replantar todo lo que se había perdido.

La comunidad del bosque observó asombrada cómo los dragones trabajaban en equipo, y comenzaron también a ayudar.

- “¡Son unos héroes! ” - exclamó un pajarito, mientras todos se unían para ayudar.

Después de días de trabajo incesante, el valle brillaba de nuevo. Todos los animales estaban felices, y Bautista y Sebastián se convirtieron en los protectores del bosque.

- “Nunca pensé que encontraría a un amigo como vos, Sebastián.” - dijo Bautista.

- “Y yo nunca imaginé que ayudar a otros sería tan divertido. ¡Gracias por mostrarme el verdadero poder del trabajo en equipo! ” - respondió Sebastián.

Desde aquel día, Bautista y Sebastián siempre estaban juntos, explorando el mundo, ayudando a quien lo necesitara, y recordando siempre que la verdadera amistad se basa en el respeto y el entendimiento. Así, vivieron felices y unieron sus corazones en una gran aventura, donde todo era posible.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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