El encuentro de Kira
Había una vez una perrita llamada Kira, quien había sido abandonada por los dueños de su mamá y ahora vagaba triste, hambrienta y asustada por las calles.
Su pelaje blanco y negro estaba sucio y enredado, sus ojitos marrones reflejaban la soledad que sentía en su corazón. Un día, mientras caminaba por la calle, vi a Kira acurrucada en un rincón, mirándome con timidez. Me acerqué despacio y extendí mi mano para acariciarla.
Ella se dejó querer y pude sentir su cuerpecito tembloroso por el miedo que tenía. "¿Qué te pasó, pequeña? No temas, yo estoy aquí para cuidarte", le dije con ternura mientras ella movía la cola tímidamente.
Desde ese momento supe que no podía dejarla sola en ese lugar hostil. Quise llevármela conmigo a casa para darle amor y protección; sin embargo, vivía lejos y no tenía cómo trasladarla hasta allí.
Justo cuando pensaba que todo estaba perdido, apareció un conocido que se ofreció a llevarnos en su auto hasta mi hogar. ¡Qué alegría sentí al saber que Kira finalmente tendría un lugar seguro donde estar! Durante el viaje, Kira miraba por la ventanilla con curiosidad y algo de temor.
Le hablé dulcemente para tranquilizarla y poco a poco comenzó a relajarse. Al llegar a casa, abrí la puerta del auto y Kira salió corriendo hacia mí como si supiera que ese sería su nuevo hogar.
"Bienvenida a tu nueva casa, Kira", le dije emocionada mientras ella movía la cola felizmente. Con el tiempo, Kira recuperó su alegría y vitalidad. Jugábamos juntas en el jardín, salíamos a pasear por el parque y ella siempre me acompañaba fielmente a todas partes.
La tristeza de sus ojos se transformó en brillo de felicidad gracias al amor incondicional que le brindé.
Aprendimos juntas muchas cosas: cómo cuidar las plantas del jardín (¡aunque más de una vez cavara un hoyo donde no debía! ), cómo respetar a los demás animales del vecindario e incluso logramos superar juntas algunos miedos del pasado. Kira se convirtió en mi mejor amiga, mi compañera fiel y mi confidente más leal.
A través de nuestra historia juntas aprendimos que el amor puede sanar heridas profundas y transformar vidas tristes en historias llenas de esperanza.
Y así fue como una perrita abandonada encontró un hogar lleno de amor gracias a un encuentro fortuito e inesperado que cambió nuestras vidas para siempre.
FIN.