El Encuentro de las Princesas
Había una vez en un reino lejano, dos princesas cuyos caminos se cruzaron de una manera tan mágica que ni los mejores bardos podrían haber predicho.
Celeste, conocida por su curiosidad y su espíritu juguetón, y Sandra, con su corazón noble y sonrisa radiante, comenzaron una historia inolvidable. Un día, mientras Celeste exploraba el bosque del reino, se encontró con Sandra recogiendo flores para alegrar el castillo. - ¡Hola, princesa! ¿Qué estás haciendo? - preguntó Celeste con entusiasmo.
Sandra sonrió y respondió gentilmente: - Estoy recogiendo flores para decorar el salón del castillo. ¿Te gustaría ayudarme? Juntas, Celeste y Sandra recorrieron el bosque, riendo y compartiendo historias.
A medida que se adentraban, descubrieron un campo lleno de flores silvestres de colores brillantes. - ¡Es asombroso! - exclamó Celeste. - Nunca había visto tantas flores hermosas en un solo lugar. Juntas, recolectaron las flores más bellas y crearon ramos maravillosos.
Al volver al castillo, decoraron el salón con las flores, convirtiéndolo en un lugar mágico y perfumado. La reina, impresionada por la belleza de la decoración, les agradeció con una sonrisa. - ¡Qué maravillosas princesas tengo! - exclamó.
A partir de ese día, Celeste y Sandra se convirtieron en las mejores amigas. Juntas, exploraron cada rincón del reino, ayudaron a quienes lo necesitaban y nunca dejaron de sorprenderse mutuamente con su valentía y ternura.
Su amistad demostró que no importa de dónde vengas ni cuál sea tu historia; lo que realmente importa es el amor y la bondad que compartes con los demás. Y así, el reino lejano fue testigo de la amistad más pura y valiente que jamás hubiera existido.
FIN.