El Encuentro en el Puente de la Vía
Era un día soleado en San Roque, Corrientes. Caperucita Roja caminaba por el Puente de la Vía, cargando una canasta llena de ricas galletitas que había preparado para su abuelita. Mientras disfrutaba del canto de los pájaros, de repente, un suave susurro la hizo detenerse.
"- Hola, Caperucita!" dijo el Lobo Feroz, asomando su hocico detrás de un árbol. No era el lobo malvado que todos conocían. Era un lobo amistoso que había decidido cambiar su vida y hacerse amigo de los demás.
"- Hola, Lobo! ¿Estás mejorando tus modos?" respondió Caperucita sorprendida pero no asustada, ya que había escuchado que el Lobo estaba intentando ser más amable.
"- Así es! Hoy decidí ayudar a quienes me necesiten. Me gustaría ser parte de la comunidad y hacer el bien," contestó el lobo, moviendo su cola de manera inquieta.
"- Eso suena genial! Billetes de jueguito al pasado. ¿Te gustaría acompañarme a dejarle las galletitas a mi abuelita?" invitó Caperucita, con una sonrisa.
Al poco tiempo de caminar juntos, llegaron a un claro donde se preguntaron si habrían otros personajes del cuento.
"- Y si vamos a buscar a Blanca Nieves?" sugirió Caperucita.
"- Buena idea! Ella es muy buena con los animales y puede tener algunos sabios consejos para nosotros," respondió el Lobo, emocionado por la aventura.
Cruzaron el puentecito y se adentraron en el bosque limpio. No pasaron muchos minutos hasta que encontraron a Blanca Nieves, quien estaba recogiendo flores con los siete enanitos.
"- Holaaa! ¿Qué hacen dos amigos tan inusuales juntos?" preguntó Blanca, sorprendida pero alegre de ver a sus amigos.
"- Estamos en una misión!" exclamó Caperucita. "- El Lobo quiere ayudar a los demás y yo le estoy enseñando a ser más amable."
"- ¿De veras? ¡Eso me encanta!" dijo Blanca Nieves. "- La bondad siempre es un buen camino. ¿Qué planean hacer?"
"- Nos dirigimos a visitar a mi abuelita, llevo galletitas! ," dijo Caperucita entusiasmada.
"- ¡Yo quiero ir!" exclamó Blanca. "Con mi encanto, puedo ayudar a hacerle una bonita visita. Además, podría traer algo de magia!".
Los tres decidieron seguir juntos hacia la casa de la abuelita. Mientras caminaban y charlaban, el Lobo compartió su historia de cambio y cómo había decidido dejar atrás su antigua reputación.
"- No es fácil, pero estoy aprendiendo. La amabilidad transforma todo, hasta a un lobo feroz como yo," dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
"- Claro que sí! Si todos lo intentáramos un poco, el mundo sería mejor," comentó Blanca con gran entusiasmo.
Al llegar a la casa de la abuela, la viejita los recibió con alegría:
"- ¡Qué sorpresa ver a tantos amigos aquí!" exclamó, mientras Caperucita le daba el abrazo más fuerte.
"- Traje galletitas, abuelita!" Y los tres se sentaron a compartir historias y risas. El Lobo mostró su lado dulce, mientras les contaba a todos cómo había aprendido a ser valiente de una manera diferente.
"- A veces dar un paso hacia la amabilidad también requiere coraje," dijo el Lobo, mientras los demás asentían.
"- ¡Sí! Y ayudar a los demás puede ser el mejor de los regalos," concluyó Blanca, poniendo su mano sobre la de Caperucita.
Después de un rato, Caperucita y el Lobo se despidieron de Blanca y la abuelita. Ambos se marcharon con una gran lección en sus corazones: la amistad, el valor y la bondad son los verdaderos poderes que pueden cambiar el mundo
El Lobo apenas había comenzado su camino de transformación, pero junto a sus nuevos amigos, estaba seguro de que todo era posible.
FIN.