El encuentro mágico


Había una vez en un reino encantado, una hermosa princesita llamada Sofia, quien amaba explorar los jardines del castillo. Un día, mientras recogía flores, se encontró con una diminuta hada de brillantes alas.

La hada se llamaba Luna, y poseía el poder de conceder deseos. - ¡Hola, princesita! Soy Luna, el hada de la luz. - dijo la hada con una sonrisa.

Sofia, sorprendida, le preguntó curiosa: - ¿Eres real? - Claro que sí, y veo que tienes un corazón puro. Tengo un regalo especial para ti, princesita. Luna le entregó a Sofia una pequeña varita mágica, y le explicó que solo podía usarla para hacer tres deseos. - Usa tus deseos sabiamente, princesita. Tu bondad determinará su verdadero poder.

La princesita, emocionada, agradeció a Luna y corrió hacia el castillo. Al llegar, se encontró con un problema. Su amiga, la campesina Ana, estaba enferma y no podía trabajar en el huerto.

Sin dudarlo, Sofia tomó la varita mágica y pronunció su primer deseo: que Ana se curara. Al instante, Ana se sintió mejor y pudo regresar al huerto. Después, Sofia decidió usar su segundo deseo para que todos en el reino tuvieran comida y agua suficiente.

Pero cuando estaba a punto de usar su último deseo, escuchó llantos provenientes del bosque. Descubrió que un grupo de animales había sido expulsado de su hogar por la tala de árboles.

Entonces, decidió usar su último deseo para que el bosque vuelva a estar lleno de vida. Luna, la hada, apareció frente a Sofia para felicitarla. - Has demostrado tu valentía y nobleza. Tu desinterés por los deseos personales ha traído alegría a muchos. Eres una verdadera princesita, Sofia.

A partir de ese día, la princesita y la hada se convirtieron en grandes amigas, compartiendo aventuras y siempre recordando que la verdadera magia reside en el amor y la generosidad.

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