El Encuentro Mágico de las Exalumnas
Era una cálida tarde de diciembre en Linares cuando las antiguas alumnas del colegio de las esclavas decidieron reunirse para celebrar la Navidad. Después de tantos años, había llegado el momento de conmemorar su amistad y los 44 años desde que dejaron las aulas que habían compartido tantísimas risas y aprendizajes.
Las diez exalumnas: Amalia, Marina, Inma, Juana Cloty, Inés, MluZ, Msol, Rosell, Pepa y Angelines, se habían puesto de acuerdo para organizar una reunión en el parque del barrio. Cada una prometió llevar algo especial.
"Voy a llevar galletas de jengibre", dijo Marina, emocionada.
"Yo prepararé una ensalada de frutas", agregó Inma con una sonrisa.
"¡No se olviden de la música!", gritó Cloty, “me encargaré de traer mi guitarra".
El día de la reunión, todas llegaron puntuales. Había risas, abrazos y un aire lleno de alegría. Mientras colocaban cada uno de los platos en la mesa, comenzaron a recordar anécdotas de su niñez.
"¿Se acuerdan cuando tiramos el globo de agua a la maestra?", preguntó MluZ entre risas.
"¡Sí! Fue tan divertido! Nunca olvidaré su cara de sorpresa", respondieron todas al unísono.
Sin embargo, mientras disfrutaban de la fiesta, de repente, una sombra pasó volando sobre ellas. Era un grupo de niños que jugando habían tirado unas pelotas de colores.
"¡Cuidado con nuestros bocados!", gritó Amalia burlándose.
"No se preocupen, ¡se ven tan felices!", dijo Angelines, sonriendo.
Y así decidieron invitar a los niños a unirse a la celebración.
"¿Quieren compartir con nosotras?", preguntó Pepa.
"¡Sí!", gritaron los niños, y en un instante la mesa se volvió un lugar aún más vibrante.
Pasaron varios minutos con todos compartiendo historias de sus colegios, sus juegos y risas. Justo en el momento en que las risas eran las más fuertes, Juana propuso un juego.
"¿Qué tal si hacemos un concurso de talentos? Cada uno puede mostrar lo que mejor sabe hacer".
Y así, lo que comenzó como una pequeña reunión se convirtió en un gran espectáculo de talentos. Msol hizo una hermosa acrobacia, Rosell cantó una dulce canción, y los niños mostraron sus habilidades en el juego de la rayuela. Todos aplaudieron y animaron a los participantes.
Sin embargo, lo más milagroso era lo que sucedió justo al final del concurso. Clara, una niña del grupo, se acercó a la mesa y les dijo:
"Gracias por compartir con nosotros, porque a veces no hay quienes celebren la Navidad con nosotros".
Esto tocó el corazón de todas. Amalia tomó la mano de Clara y le dijo:
"A partir de hoy, no solo será nuestra reunión, sino que cada año invitaremos a más niños a celebrar con nosotras".
Con esa idea, las exalumnas decidieron que su reunión no solo sería para recordar el pasado, sino también para brindar alegría a los más pequeños. Así, cada diciembre se convertiría en una gran fiesta en la que todos los niños del barrio estarían invitados.
Y así, con cada año que pasaba, no solo celebraban su amistad, sino que también sembraban en la comunidad una tradición de unión y alegría. Porque la Navidad, tras el encuentro mágico de las exalumnas, se convirtió en el símbolo de la amistad y el compartir, algo que nunca tendría fin.
Y así, en un calido rincón de Linares, cada diciembre, el parque se llenaba de risas, música y sobre todo, mucho amor.
FIN.