El encuentro mágico en el bosque
Había una vez un niño llamado Mateo, a quien le encantaba explorar y aventurarse en el bosque que rodeaba su casa.
Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, se adentró más y más en el bosque hasta que se dio cuenta de que estaba perdido. Pasaron cinco largos años desde aquel día en que Mateo desapareció. Su madre, Valentina, nunca perdió la esperanza de encontrar a su hijo.
Todos los días recorría el bosque en busca de alguna pista que pudiera llevarla a él. Un día, mientras Valentina seguía buscando incansablemente entre los árboles del bosque, escuchó una voz familiar gritando su nombre.
Corrió hacia donde provenía el sonido y allí, entre las ramas de un viejo roble, vio a Mateo con una sonrisa radiante en su rostro. "-¡Mamá! ¡Soy yo, Mateo! ¡He vuelto!", exclamó emocionado el niño. Valentina no podía creer lo que veían sus ojos.
Abrazó a Mateo con fuerza y lo cubrió de besos mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Habían pasado cinco años desde que lo había perdido y ahora estaba allí frente a ella sano y salvo. Pero algo sorprendente ocurrió cuando regresaron a casa.
Valentina descubrió que tenía un pequeño bebé en brazos: ¡un hermanito para Mateo!"-¿Quién es ese bebé?", preguntó Mateo confundido. "-Mateito querido, este es tu hermanito Martín. Nació mientras estabas perdido", explicó Valentina con una sonrisa amorosa.
Mateo quedó maravillado al conocer a su nuevo hermanito y prometió cuidarlo y protegerlo siempre. Juntos formaron una familia feliz y unida, llena de amor y aventuras por vivir.
Con el tiempo, Mateo comprendió la importancia de estar siempre cerca de quienes amaba y aprendió que la verdadera riqueza no está en las cosas materiales sino en los momentos compartidos con la familia.
Y así, entre risas, juegos y abrazos sinceros, la familia siguió adelante disfrutando cada instante como si fuera un tesoro invaluable encontrado en medio del bosque mágico donde todo comenzó.
FIN.