El Encuentro Mágico en Halloween



Holly era una niña tímida y curiosa que vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques. Desde muy pequeña, le fascinaban las historias sobre brujas y siempre se preguntaba cómo serían en la vida real.

Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo con su mamá, vio a una mujer mayor con un sombrero puntiagudo y una capa negra.

Sus ojos brillaban misteriosamente detrás de unas gafas redondas y Holly no pudo evitar pensar que se trataba de una bruja de verdad. "¡Mamá, mira esa señora! ¡Seguro es una bruja!" -exclamó Holly señalando a la mujer. Su mamá sonrió y le explicó que simplemente era una señora mayor vestida de manera peculiar.

Holly asintió, aunque seguía pensando en lo emocionante que sería encontrarse con una verdadera bruja algún día. Con el paso del tiempo, Holly siguió confundiendo a algunas personas con brujas debido a su imaginación desbordante.

Hasta que un día, durante la celebración del Día de las Brujas en el pueblo, algo inesperado sucedió. Mientras todos se reunían en la plaza principal disfrazados y riendo, Holly divisó a lo lejos a una figura encapuchada junto al viejo roble.

Intrigada, decidió acercarse sola para investigar. Cuando estuvo frente a la figura, esta se dio vuelta lentamente revelando unos ojos amables y una sonrisa cálida. "Hola pequeña curiosa, veo que pensaste que era una bruja" -dijo la misteriosa persona con voz suave.

Holly se ruborizó al darse cuenta de su error pero rápidamente entabló conversación con aquella persona tan interesante. Resultó ser Luna, una anciana sabia del pueblo conocida por sus historias fantásticas y remedios naturales.

Luna invitó a Holly a sentarse bajo el roble centenario y juntas compartieron anécdotas sobre brujas reales e imaginarias. La tarde pasó volando entre risas y enseñanzas sobre la importancia de no juzgar por las apariencias y mantener viva la chispa de la curiosidad.

Al finalizar el día, Luna regaló a Holly un pequeño libro lleno de cuentos mágicos e invocaciones para despertar los sueños más profundos.

Con lágrimas en los ojos, Holly abrazó a Luna sintiéndose profundamente agradecida por haber encontrado no solo respuestas a sus preguntas sobre las brujas sino también una nueva amiga llena de sabiduría.

Desde aquel día, Holly dejó atrás su timidez para embarcarse en aventuras increíbles junto a Luna descubriendo un mundo donde la magia realmente existía en cada corazón abierto a nuevas experiencias y aprendizajes.

FIN.

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