El Enigma de la Nube Rizada
En el pequeño pueblo de Riachuelos, donde los días eran soleados y las risas resonaban por doquier, había una peculiar nube que siempre atraía la atención de todos los habitantes. Se llamaba Nuve_primvera_rocio_risas_rojo. A diferencia de otras nubes, esta era de un rojo vibrante y tenía la especial habilidad de iluminar el día con sonrisas y alegría.
Una mañana primaveral, Lucía y su hermano Mateo se despertaron emocionados. "¡Hoy vamos a buscar a Nuve!" - gritó Lucía mientras saltaba de la cama. Mateo, un poco más prudente, la miró con curiosidad. "¿Y qué vamos a hacer cuando la encontremos?"
"¡Vamos a pedirle que nos cuente un secreto!" - respondió Lucía entusiasmada.
Los dos hermanos decidieron emprender su aventura. Armados con una colcha roja que usarían como bandera, emprendieron el camino hacia el campo donde la nube siempre se posaba. Al llegar, se dieron cuenta de que Curiosito, el pequeño conejo del barrio, estaba intentando alcanzar la nube con un largo palo.
"Curiosito, ¿por qué no te subís a un árbol y la saludas?" - sugirió Mateo.
Curiosito reflexionó unos segundos. "¡Es una buena idea! Siempre trato de hacer las cosas por mi cuenta, pero a veces es mejor pedir ayuda. ¡Gracias!"
Los tres emprendieron el camino hacia un gran sauce que crecía en el medio del campo. Justo cuando Curiosito subió a la rama más alta, la nube comenzó a moverse suavemente. Fue entonces cuando escucharon una voz melodiosa. "¡Hola, pequeños aventureros!"
Todos los ojos se iluminaron. Nuve_primvera_rocio_risas_rojo se había acercado a ellos. "¿Qué les trae hasta aquí?"
Lucía, con una gran sonrisa, le dijo: "Queremos saber tu secreto sobre cómo siempre traes alegría a nuestro pueblo".
La nube rió suavemente. "¡Ah, pero no tengo un solo secreto! Todos los días, recojo las risas y la felicidad de los niños que juegan y disfrutan. Cuando las junto, me vuelvo más colorida y brillante. ¿Ven? ¡Cada sonrisa cuenta!"
Mateo, intrigado, preguntó: "¿Y si un día no hay risas, qué pasaría?"
Nuve_primvera_rocio_risas_rojo lo miró con ternura. "Entonces, busco ayuda. A veces, nuestra felicidad no es suficiente. Necesitamos compartirla, hacer algo bueno por los demás. Así es como puedo estar tan brillante."
Inspirados, Lucía y Mateo decidieron que debían llevar esa idea a su pueblo. "¡Vamos a hacer algo divertido para que todos sonrían!" - exclamó Lucía.
Así fue como comenzaron a planear el gran Festival de las Sonrisas: juegos, historias y concursos. Invitaron a todos los vecinos y, con cada risa, Nuve_primvera_rocio_risas_rojo se hacía más intensa.
En la noche del festival, cuando todos los habitantes se reunieron, la nube iluminó el cielo con un destello rojo y radiante. La alegría era palpable, y juntos crearon un recuerdo que nunca olvidarían.
Los hermanos y Curiosito aprendieron que la felicidad se multiplica cuando se comparte. Y así, cada vez que los días se volvían oscuros o grises, sabían que podían recurrir a las risas y la unión de la comunidad para hacer que Nuve_primvera_rocio_risas_rojo brillara nuevamente.
Desde aquel día, cada vez que miraban al cielo y veían una nube roja, recordaban que la verdadera magia de su existencia se encontraba en la risa y en cómo esa alegría podía contagiar y destacar en el corazón de las personas. Todo lo que necesitaban para ser felices estaba dentro de ellos, siempre dispuesto a salir a la luz.
Y así, el pueblo de Riachuelos se convirtió en un lugar donde nunca faltaban risas, y Nuve_primvera_rocio_risas_rojo siguió siendo la gran amiga que recordaba a todos que la felicidad se construye juntos, día tras día.
FIN.