El Enredo de los Amigos



Era un día soleado en el colegio San Martín, donde cinco amigos: Chuy, Noé, Ian, Richie y Juan Pablo, solían pasarla bomba todos juntos. Pero hoy, algo había cambiado. Juan Pablo, que siempre era el primero en reírse de las ocurrencias de sus amigos, se sentía molesto. No sabía muy bien por qué, pero de repente todo le parecía irritante.

Durante el recreo, Chuy hizo una broma que no le gustó, y en vez de reírse, Juan Pablo estalló.

"¡Basta, Chuy! Eres un pesado, no soporto más tus bromas."

Los amigos se quedaron en shock. Ian, que siempre estaba tratando de hacer que todos se divirtieran, intentó actuar como mediador.

"Vamo' Pablo, no se lo tomes así. Chuy sólo estaba jugando."

"¿Jugando? ¡No me entendés! Nadie me toma en serio."

Richie, que era muy sensible, se sintió mal porque pensó que, tal vez, él también había hecho algo que lo molestara.

"¡Juan Pablo! Si hicimos algo que te hizo sentir mal, perdonanos."

Pero Juan Pablo, en vez de calmarse, empezó a enojarse más.

"Ahora me siento aún peor. ¡Sólo quiero que me dejen solo!"

Poco después, Juan Pablo se dirigió a la master María, con la esperanza de recibir ayuda.

"Señorita, mis amigos me molestaron y ahora quiero que ustedes arreglen el conflicto entre nosotros."

La maestra María, sabia y cariñosa, decidió que era el momento de enseñarles una valiosa lección sobre la comunicación.

"Está bien, Juan Pablo. Vamos a llamar a todos y tratar de resolver esto juntos."

Pocos minutos después, los cinco amigos estaban en el salón, con miradas preocupadas. La maestra sentó a todos en círculo y les dijo que cada uno podía expresar lo que sentía.

"Hoy vamos a aprender a hablar de nuestras emociones, pero también a escuchar a los demás. ¿Quién quiere empezar?"

Después de una pausa, Juan Pablo tomó la palabra.

"Me siento herido porque, a veces, siento que no me toman en cuenta. Me incomoda cuando hacen bromas sin pensar en cómo me pueden hacer sentir."

Chuy bajó la mirada y asintió.

"No sabía que te sentías así. Siempre pensé que todo era una broma inofensiva. Por favor, aceptá mis disculpas."

"Sí, Juan Pablo, yo también siento que te hemos dejado de lado, en ocasiones. Me gustaría que compartas conmigo cómo te sentís más a menudo", agregó Ian, con sinceridad.

Richie, sintiéndose nervioso, se animó a opinar.

"Me gustaría que nos dijas cuando algo te molesta. Yo también he pasado por momentos en los que no sé cómo expresar lo que siento."

Noé, que siempre había sido un buen escuchador, asintió y añadió:

"Entonces, ¿qué les parece si hacemos un pacto? Cada vez que alguien se sienta ofendido, podemos hablarlo como hoy. Así evitemos que alguien se sienta mal sin querer."

La maestra María sonrió, sintiéndose orgullosa de sus alumnos.

"¡Eso suena genial, chicos! Hablar de nuestros sentimientos es muy importante. Estoy segura de que con esta nueva regla, aprenderán a resolver sus conflictos."

Al final de la reunión, los amigos se dieron un fuerte abrazo y se prometieron ser más sinceros entre ellos.

"Amigos siempre", dijeron al unísono, mientras sonreían.

FIN.

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