El equilibrio de Benja
Había una vez un niño llamado Benja, quien estaba a punto de cumplir ocho años. Desde hacía meses, Benja no paraba de hablar sobre su deseo de tener una Nintendo Switch como regalo de cumpleaños.
Sus padres, emocionados por hacer feliz a su hijo, decidieron hacer todo lo posible para cumplir su sueño. El día del cumpleaños de Benja llegó y sus padres le prepararon una gran sorpresa.
Cuando el pequeño abrió los ojos, se encontró con una enorme caja envuelta en papel de regalo colorido. Su corazón latía tan rápido que podía escucharlo resonar en sus oídos.
Benja arrancó el papel con entusiasmo y allí estaba: ¡una hermosa Nintendo Switch! Saltando de alegría, corrió hacia sus padres para darles un fuerte abrazo. "¡Muchas gracias mamá y papá! ¡Es el mejor regalo que podría haber pedido!" exclamó Benja emocionado. Sus padres sonrieron al ver la felicidad estampada en el rostro de su hijo.
Sabían que habían hecho algo especial para él. A partir de ese momento, Benja pasaba horas jugando con su nueva consola. Se sumergió en aventuras virtuales llenas de diversión y emoción.
Sin embargo, poco a poco comenzaron a notar algo preocupante: Benja se había vuelto adicto al juego. Pasaba tanto tiempo frente a la pantalla que descuidaba sus responsabilidades escolares y sociales. Sus notas empezaron a bajar y dejó de jugar con sus amigos en el parque.
Preocupados por la situación, los padres de Benja decidieron tomar medidas. Se acercaron a él y le explicaron que los videojuegos eran geniales, pero también necesitaba encontrar un equilibrio en su vida.
"Benja, sabemos que te encanta jugar con tu Nintendo Switch, pero también es importante que dediques tiempo a otras cosas. Como estudiar, hacer ejercicio y pasar tiempo con tus amigos", le dijo su papá con voz amorosa.
Benja se sintió triste al escuchar esto, pero sabía que sus padres tenían razón. Decidió hacerles caso y comenzó a establecer horarios para jugar. También se propuso mejorar sus notas en la escuela y recuperar el tiempo perdido con sus amigos.
Poco a poco, Benja fue recuperando el equilibrio en su vida. Descubrió que podía disfrutar de los videojuegos sin descuidar sus demás responsabilidades. Además, encontró nuevas formas de divertirse fuera de la pantalla, como practicar deportes y leer libros interesantes.
Un año después de haber recibido su Nintendo Switch como regalo de cumpleaños, Benja miró hacia atrás y se dio cuenta de lo mucho que había crecido desde entonces.
Había aprendido una valiosa lección sobre la importancia del equilibrio y la moderación en todo lo que hacemos. En su próximo cumpleaños, Benja decidió pedir algo diferente: quería compartir su felicidad con otros niños menos afortunados. Organizó una colecta entre sus amigos y familiares para comprar consolas para un hogar de niños huérfanos cercano.
Cuando llegó el día del cumpleaños de Benja, no pudo evitar sentirse emocionado al ver las sonrisas en los rostros de los niños al recibir sus nuevas consolas.
Sabía que había hecho algo especial para ellos, al igual que sus padres habían hecho algo especial para él. Desde ese día, Benja siguió jugando con su Nintendo Switch, pero ahora lo hacía con un corazón lleno de gratitud y generosidad.
Aprendió que la verdadera felicidad no radica solo en tener cosas materiales, sino en compartir y hacer el bien a los demás. Y así, Benja vivió muchas más aventuras tanto dentro como fuera de la pantalla, siempre recordando la importancia del equilibrio y la bondad en su vida.
FIN.