El equilibrio de las estaciones


En un hermoso bosque, las estaciones del año vivían en armonía: Primavera, Verano, Otoño e Invierno. Cada una tenía su propia belleza y particularidad, pero siempre surgía la discusión sobre cuál era la favorita de todos.

Un día, mientras los rayos del sol acariciaban suavemente el prado verde, Primavera se pavoneaba alardeando de sus flores coloridas y el renacer de la naturaleza. "¡Soy la mejor estación! ¡Todos me aman por mi alegría y vitalidad!", exclamaba con orgullo.

Verano, con su calor radiante y días largos, no tardó en responder: "¡Pero qué dices! ¡Todos disfrutan del verano en la playa o tomando helados! Sin duda alguna, yo soy la preferida".

Otoño suspiró con nostalgia mientras las hojas caían lentamente a su alrededor. "No subestimen mi encanto melancólico y los colores cálidos que tiñen el paisaje. Soy indispensable para apreciar la belleza de los cambios". Invierno frunció el ceño ante las palabras de las otras estaciones.

"Ustedes pueden ser bonitas, pero solo yo traigo magia a través de la nieve que cubre todo como un manto blanco. Mi frío invita a quedarse en casa junto al fuego".

Las discusiones se volvieron cada vez más intensas hasta que finalmente decidieron pedirle ayuda al Sabio Árbol Milenario, quien había sido testigo de todas las estaciones a lo largo de los años. El anciano árbol escuchó atentamente sus argumentos y sonrió con sabiduría.

"Queridas estaciones, cada una de ustedes tiene algo especial que ofrecer al mundo. En lugar de competir entre sí, deberían aprender a apreciar sus diferencias y trabajar juntas para crear un ciclo perfecto".

Las estaciones reflexionaron sobre las palabras del Sabio Árbol Milenario y comprendieron que juntas eran más fuertes y complementarias.

Desde ese día, colaboraron para hacer que el bosque fuera aún más hermoso: Primavera trajo flores para alegrar los corazones; Verano brindó calidez y diversión; Otoño pintó paisajes con tonos dorados; e Invierno esparció su magia blanca por doquier. Así, las estaciones del año aprendieron a valorarse mutuamente y a trabajar en armonía para regalar al mundo un espectáculo único en cada cambio de ciclo.

Y desde entonces, en aquel bosque encantado reinó la paz y la colaboración entre Primavera, Verano, Otoño e Invierno.

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