El equilibrio de los sueños
Había una vez una niña llamada Lali, quien siempre tenía una sonrisa en el rostro y un brillo especial en sus ojos.
A pesar de ser muy joven, Lali tenía grandes sueños y estaba dispuesta a trabajar duro para alcanzarlos. Un día, Lali recibió la noticia de que tendría que enfrentar un examen muy importante en la escuela. Este examen determinaría si ella pasaría al siguiente grado.
Aunque se sentía un poco nerviosa, no dejó que eso la desanimara. En cambio, decidió aprovechar esta oportunidad para demostrar su inteligencia y dedicación. Desde ese momento, Lali se sumergió por completo en sus libros de texto. Pasaba horas estudiando cada materia y haciendo todos los ejercicios posibles.
No importaba cuán difícil fuera el contenido, ella persistía y encontraba soluciones creativas a los problemas. Sin embargo, mientras se preparaba para el examen, Lali comenzó a sentirse abrumada por la cantidad de información que debía recordar.
Sus amigos le advertían que descansara un poco y disfrutara de otras actividades además del estudio.
Un día soleado, mientras paseaba por el parque con su mejor amiga Sofi, Lali decidió seguir su consejo y tomar un descanso del estudio por unas horas. Sofi le dijo: "Lali, sé lo importante que es este examen para ti, pero también es crucial cuidar de tu bienestar emocional".
Lali reflexionó sobre las palabras de Sofi y comprendió que necesitaba equilibrar su tiempo entre estudiar y divertirse. Así que decidió hacerlo. A partir de ese momento, Lali estableció horarios de estudio y descanso.
Se tomaba pequeños descansos para jugar al aire libre, leer un libro que le gustara o simplemente relajarse escuchando música. Esto le ayudó a recargar energías y mantener su mente despejada. El día del examen finalmente llegó y Lali se sentía preparada.
A medida que respondía cada pregunta, recordaba todo lo que había aprendido durante sus horas de estudio, pero también se permitió confiar en sí misma y en su capacidad para resolver los desafíos. Después de entregar el examen, Lali sintió una mezcla de nerviosismo y emoción.
Sabía que había hecho todo lo posible para tener éxito, pero aún así esperaba ansiosa los resultados. Una semana después, la maestra anunció las calificaciones frente a toda la clase.
Cuando nombraron a Lali como una de las mejores estudiantes del examen, no pudo contener su alegría y saltó de felicidad. Todos aplaudieron emocionados por el logro de Lali. Ella sonrió radiante mientras pensaba en todo el esfuerzo que había puesto en ese examen importante.
Desde ese día, Lali entendió la importancia del equilibrio entre el trabajo duro y el tiempo libre. Comprendió que aunque estudiar era fundamental para alcanzar sus metas, también era necesario cuidar su bienestar emocional y disfrutar de otras actividades.
Lali siguió creciendo y enfrentando nuevos retos con la misma actitud positiva y dedicación. Siempre recordaría esa valiosa lección: ¡que nunca es tarde para aprender ni demasiado temprano para soñar!
FIN.