El equilibrio del amor
Había una vez en el hermoso campo argentino, dos pollitos llamados Pepito y Rosita.
Eran los mejores amigos desde que nacieron, pero a medida que fueron creciendo, se dieron cuenta de que había algo más entre ellos: ¡un amor puro y verdadero! Pepito y Rosita pasaban todo el día juntos, jugando y explorando la granja. Sin embargo, había un pequeño problema que les preocupaba: siempre tenían mucho sueño.
No importaba cuántas siestas tomaran durante el día o cuántas veces bostezaran, ¡siempre estaban cansados! Un día, mientras caminaban por el corral de las gallinas, Pepito tuvo una idea brillante.
Se acercó a su amada Rosita y le dijo con entusiasmo:"¡Rosita! ¿Qué te parece si buscamos al sabio búho del bosque? Dicen que tiene respuestas para todos los problemas". Rosita sonrió emocionada ante la idea de encontrar una solución para su eterno cansancio. "¡Claro, Pepito! Vamos a buscar al sabio búho ahora mismo".
Los dos pollitos emprendieron entonces un viaje lleno de aventuras hacia el bosque encantado donde vivía el búho sabio. Mientras caminaban por senderos rodeados de árboles altos y misteriosos, se encontraron con varios animales del bosque que les ayudaron en su búsqueda.
Primero se encontraron con Don Conejo Veloz. "Hola chicos", dijo Don Conejo Veloz saltando alegremente. "¿En qué puedo ayudarlos?"Pepito y Rosita explicaron su problema y Don Conejo Veloz les contó sobre una planta mágica llamada "Hierba de la Energía".
Según él, esta hierba crecía en un claro del bosque y le daba energía a todos los animales que la comían. "¡Muchas gracias, Don Conejo Veloz!", exclamaron los pollitos antes de seguir su camino.
Continuaron caminando hasta que se encontraron con Doña Ardilla Astuta. "Hola amigos", dijo Doña Ardilla Astuta mientras saltaba ágilmente. "¿En qué puedo ayudarlos?"Pepito y Rosita explicaron su problema nuevamente.
Doña Ardilla Astuta les habló de un lago mágico donde el agua tenía propiedades curativas para el cansancio. "Nadar en ese lago rejuvenece a cualquier criatura agotada", dijo ella con una sonrisa traviesa. Los pollitos agradecieron a Doña Ardilla Astuta y continuaron su búsqueda con más esperanza en sus corazones.
Finalmente, llegaron al árbol donde vivía el sabio búho. Con cautela, tocaron la puerta tallada en el tronco del viejo roble. El búho sabio salió lentamente, mirándolos con sus ojos brillantes y penetrantes.
"¿Qué los trae aquí, pequeños pollitos?", preguntó con voz profunda. Pepito y Rosita explicaron todo lo que habían pasado: las siestas interminables, las recomendaciones de Don Conejo Veloz y Doña Ardilla Astuta. El sabio búho escuchó atentamente mientras asentía con la cabeza.
Finalmente, después de unos momentos de reflexión, el búho sabio les habló:"Queridos Pepito y Rosita, la verdadera solución a su problema no está afuera. La respuesta está en su interior". Los pollitos se miraron confundidos. "¿Qué quieres decir?", preguntaron al unísono.
El sabio búho sonrió y explicó que el sueño eterno que los aquejaba no era físico, sino emocional. Les dijo que el amor que sentían uno por el otro era tan fuerte que los agotaba.
Les enseñó a equilibrar su tiempo entre jugar juntos y descansar separados para recargar energías. Pepito y Rosita siguieron los consejos del sabio búho y poco a poco encontraron el equilibrio perfecto entre pasar tiempo juntos y tener momentos de soledad para descansar.
Desde aquel día, Pepito y Rosita vivieron felices sin estar siempre cansados. Aprendieron la importancia de cuidarse mutuamente mientras disfrutaban de su amor inquebrantable.
Y así, gracias a la sabiduría del búho sabio, los dos pollitos enamorados encontraron un final feliz lleno de energía y amor infinito en la hermosa granja argentina.
FIN.