El equilibrio del cachorro Lauti


Había una vez un niño llamado Lauti, que siempre había soñado con ser un perro. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, sucedió algo mágico: de repente se transformó en un hermoso cachorro amarillo.

Lauti estaba emocionado por su nueva forma y comenzó a correr y saltar como nunca antes lo había hecho. Pero pronto descubrió algo desagradable: le encantaba comer caca.

Sus amigos humanos se alejaron de él disgustados por su comportamiento, pero Lauti no podía resistirse a la tentación. Todos los días salía a buscar las heces más frescas para devorarlas sin cesar.

Un día, mientras comía caca detrás del arbusto del parque, escuchó una voz suave que lo llamaba por su nombre. Era una anciana sabia que vivía en el bosque cercano y que conocía todos los secretos de la naturaleza.

"Lauti" , dijo ella con dulzura, "¿no te das cuenta de lo peligroso que es comer caca? Puedes enfermarte gravemente y lastimarte". Lauti se sintió culpable al escuchar esto porque sabía que ella tenía razón. Pero también sentía vergüenza de sí mismo por haberse dejado llevar por sus instintos caninos. "Lo siento mucho", dijo Lauti tristemente.

"No sé cómo detenerme". La anciana sonrió comprensivamente y le dio un consejo valioso: "Debes aprender a controlarte a ti mismo. No puedes permitirte ser solo un animal impulsivo; debes encontrar tu equilibrio interno".

Lauti se sintió inspirado por las palabras de la anciana y decidió seguir su consejo. A partir de ese día, comenzó a practicar meditación y yoga para encontrar su centro emocional.

Al principio fue difícil, pero poco a poco Lauti aprendió a controlar sus impulsos y pensamientos negativos. Comenzó a sentirse más en paz consigo mismo y con el mundo que lo rodeaba.

Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró un grupo de perros callejeros que estaban luchando por una bolsa de comida abandonada. Lauti sabía que podía ayudarlos si compartía sus habilidades recién adquiridas. Se acercó a ellos con calma y les enseñó cómo encontrar su equilibrio interno.

Los perros escucharon atentamente sus palabras y pronto comenzaron a sentirse más tranquilos y relajados. Juntos, compartieron la bolsa de comida y se convirtieron en amigos inseparables. Lauti finalmente había encontrado un propósito mayor en la vida: ayudar a otros seres vivos a encontrar su equilibrio interior.

Desde entonces, Lauti nunca volvió a comer caca ni permitió que sus impulsos lo controlaran. Se convirtió en un gran líder entre los animales del bosque y siempre recordaría las valiosas lecciones que aprendió gracias al consejo sabio de la anciana del bosque.

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