El equilibrio del corazón


Había una vez en un pequeño pueblo latinoamericano, una joven llamada Rosita que trabajaba como empleada doméstica en la casa de una familia adinerada. Rosita era alegre, trabajadora y siempre tenía una sonrisa en el rostro.

Un día, mientras estaba limpiando la casa, sonó su teléfono. Era su novio Ciro, quien le había dedicado una canción muy especial.

Rosita se emocionó al escuchar las primeras notas de la melodía, pero justo en ese momento la señora de la casa la llamó para pedirle ayuda con algo urgente. - ¡Rosita! ¿Dónde estás? Necesito que vengas inmediatamente a ayudarme con esto - dijo la señora.

Rosita sintió un nudo en la garganta al tener que interrumpir la llamada de Ciro y dejar de escuchar la canción que le había dedicado con tanto amor. Sin embargo, sabía que su trabajo era importante y no podía hacer esperar a su jefa. - Voy enseguida, señora.

Permítame solo un momento - respondió Rosita con amabilidad. Con el corazón apretado por no poder escuchar la canción completa de Ciro, Rosita se apresuró a cumplir con las tareas que le había pedido la señora de la casa.

Mientras tanto, Ciro seguía cantando desde el otro lado del teléfono, esperando pacientemente a que Rosita volviera a escucharlo.

Finalmente, cuando terminó sus labores y pudo regresar a su habitación, Rosita tomó el teléfono y escuchó emocionada el resto de la canción que Ciro le había dedicado. La letra hablaba sobre el amor sincero y eterno que sentían el uno por el otro, y cómo nada ni nadie podría separarlos nunca.

Las lágrimas brotaron de los ojos de Rosita al sentirse tan querida y valorada por Ciro. A pesar de las dificultades y los obstáculos del día a día, su amor seguía siendo fuerte e inquebrantable.

Desde ese momento, cada vez que recordaba aquella situación en la que tuvo que interrumpir la llamada de Ciro por atender a su trabajo, Rosita comprendía lo importante que era encontrar un equilibrio entre sus responsabilidades laborales y personales.

A partir de entonces, se esforzó por organizarse mejor para poder disfrutar plenamente tanto del tiempo junto a Ciro como del cumplimiento diligente de sus deberes en el hogar donde trabajaba. Y así logró mantener viva la llama del amor en su corazón mientras seguía adelante con determinación y alegría en cada tarea diaria.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: ¡el amor verdadero siempre encuentra una manera de brillar incluso en medio de las adversidades!

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