El equilibrio mágico



Había una vez, en un pequeño pueblo maya, una abuela muy sabia llamada Doña Esperanza. Tenía siete nietos y nietas que siempre estaban enganchados a sus teléfonos móviles.

Pasaban horas y horas jugando videojuegos, viendo videos y chateando con sus amigos virtuales. Un día, la abuela decidió hacer algo para sacar a sus queridos nietos de ese mundo virtual.

Se sentó junto a ellos en el patio trasero de su humilde casa y les dijo: "Mis amores, hoy les contaré la historia de un aluxes". Los niños se miraron entre sí con curiosidad y dejaron de prestar atención a sus teléfonos por un momento. "¿Qué es un aluxes, abuelita?", preguntó Pedro, el mayor de los nietos.

La abuela sonrió y comenzó su relato:"Hace muchos años, cuando nuestros antepasados mayas vivían en estas tierras, existían seres mágicos llamados aluxes. Eran pequeños duendecillos que habitaban los bosques y las montañas cercanas al pueblo.

Los aluxes eran guardianes de la naturaleza y tenían poderes especiales". Los ojos de los niños se iluminaron mientras escuchaban atentamente. "Un día", continuó la abuela, "un niño llamado Juanito decidió aventurarse en el bosque para buscar a los aluxes.

Estaba cansado del mundo moderno y quería conocer seres mágicos como aquellos". Los niños se imaginaron a Juanito caminando entre árboles altos y frondosos mientras buscaba pistas sobre los aluxes.

"Juanito caminó durante horas hasta que finalmente encontró un pequeño claro en el bosque. Allí, se encontraba un alux llamado Tzukum. Era sabio y tenía una larga barba blanca", dijo la abuela con entusiasmo. "-¡Hola, Juanito! ¿Qué te trae por aquí?", preguntó Tzukum.

"-Estoy cansado de estar siempre pegado a mi móvil, quiero vivir aventuras reales", respondió Juanito con emoción. El alux sonrió y le dijo: "-Entiendo lo que sientes, pero recuerda que también es importante saber utilizar la tecnología de manera responsable".

Juanito asintió y le prometió a Tzukum que encontraría el equilibrio entre la vida virtual y la realidad. La abuela continuó su historia:"A partir de ese día, Juanito regresó al pueblo y compartió su experiencia con todos los niños del lugar.

Juntos, decidieron pasar menos tiempo frente a las pantallas y más tiempo disfrutando de la naturaleza". Los nietos de Doña Esperanza estaban fascinados por el relato y comenzaron a reflexionar sobre su propio uso excesivo del móvil.

La abuela concluyó diciendo: "Mis queridos nietos, recuerden que la magia está en todas partes si sabemos abrir nuestros ojos y nuestro corazón. No olviden disfrutar del mundo real mientras también aprovechan las maravillas virtuales".

Desde aquel día, los siete nietos de Doña Esperanza comenzaron a explorar juntos el mundo natural que les rodeaba. Descubrieron nuevos lugares, aprendieron sobre plantas y animales e incluso construyeron un pequeño huerto en el patio trasero de la casa.

La historia del aluxes dejó una profunda huella en los corazones de aquellos niños, quienes aprendieron a valorar tanto lo real como lo virtual.

Y así, con la sabiduría de su abuela y la magia de los aluxes en sus corazones, vivieron felices y llenos de aventuras reales y virtuales.

FIN.

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