El equilibrio mágico de Thiago



Thiago amaba pasar horas mirando videos en YouTube. Le encantaba ver a sus youtubers favoritos jugando videojuegos, haciendo experimentos científicos o simplemente contando historias divertidas.

Pero aunque él disfrutaba mucho de su tiempo frente a la pantalla, sus papás se preocupaban cada vez más por los efectos negativos que esto podía tener en su salud. "Thiago, no deberías pasar tanto tiempo mirando la tablet", le decían una y otra vez.

"Te hace mal para los ojos y para el cerebro". Pero Thiago no quería escucharlos. Él pensaba que sabía mejor que ellos lo que era bueno para él. Un día, mientras estaba viendo un video de trucos de magia, algo extraño sucedió.

De repente, uno de los trucos cobró vida ante sus ojos: una paloma salió volando de la pantalla y comenzó a revolotear por su habitación. Thiago quedó asombrado ante el espectáculo inesperado.

La paloma parecía real, con sus plumas suaves y su pico amarillo brillante. "¡Mamá! ¡Papá! ¡Vengan rápido!", gritó Thiago emocionado. Sus padres acudieron corriendo al cuarto del niño cuando lo oyeron gritar tan fuerte. Pero cuando entraron allí no vieron nada fuera de lo normal.

"¿Qué pasa Thiaguito? ¿Por qué gritas así?", preguntó mamá algo confundida. "¡La paloma! ¡La paloma!" exclamó Thiago señalando hacia la pantalla donde antes había estado viendo el video mágico. Sus padres se miraron entre sí, sin saber qué pensar.

Ninguno de los dos había visto nunca algo así. "¿Qué paloma Thiago? No hay ninguna aquí", dijo papá rascándose la cabeza. Thiago se quedó perplejo.

¿Cómo era posible que ellos no vieran lo que él estaba viendo? De repente, la paloma volvió a aparecer y comenzó a revolotear por el cuarto otra vez. Esta vez, sus padres también pudieron verla. "¡Increíble! ¿Cómo es esto posible?", exclamó mamá maravillada.

Fue entonces cuando Thiago entendió que su obsesión con YouTube le había hecho perderse muchas cosas importantes de la vida real. Había pasado tanto tiempo frente a la pantalla que había dejado de prestar atención al mundo que lo rodeaba.

A partir de ese día, decidió hacer un cambio en su vida. Aunque seguía disfrutando mucho de los videos en línea, también empezó a dedicar más tiempo a jugar afuera con sus amigos, leer libros interesantes y ayudar en las tareas del hogar.

Con el tiempo descubrió que podía tener lo mejor de ambos mundos: seguir aprendiendo y divirtiéndose con YouTube pero sin perderse las experiencias reales e importantes de la vida diaria.

Y así fue como Thiago aprendió una valiosa lección sobre equilibrio y moderación en todo lo que hacemos.

FIN.

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