El Equipo de la Alegría
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una escuela llamada "La Alegría". En esta escuela, había una clase muy especial donde los niños aprendían a convivir y respetarse mutuamente.
Los compañeros de clase eran distintos entre sí, pero juntos formaban un equipo increíble.
En el aula se encontraban Lucas, el niño más travieso y divertido; Sofía, la niña inteligente y estudiosa; Mateo, el chico tímido pero con mucho talento para el arte; Valentina, la deportista del grupo; y Martina, la amante de los libros. Un día soleado, mientras todos estaban sentados en sus pupitres esperando que comenzara la clase de matemáticas con la maestra Laura, llegó un nuevo compañero llamado Marcos.
Era muy callado y parecía algo triste. Rápidamente todos se acercaron a él para darle la bienvenida. "¡Hola Marcos! ¡Bienvenido a nuestra clase!"- exclamó Lucas emocionado. Marcos sonrió tímidamente y respondió: —"Gracias" .
Desde ese día, los compañeros hicieron todo lo posible para incluirlo en todas las actividades. Le enseñaron cómo funcionaba su rutina diaria y le mostraron cómo trabajar juntos como un equipo. Poco a poco, Marcos comenzó a sentirse más cómodo y feliz en su nueva escuela.
Una tarde después del recreo, cuando regresaron al salón de clases notaron que alguien había dejado caer papeles por todo el suelo. La maestra Laura les explicó que debían limpiarlo antes de continuar con las clases.
Todos se miraron sorprendidos, pero sin dudarlo se pusieron manos a la obra. "¡Vamos chicos! Trabajemos juntos y terminaremos más rápido"- exclamó Sofía. Así fue como comenzaron a reagarrar los papeles.
Lucas agarraba uno, Valentina otro, Mateo los doblaba cuidadosamente y Martina organizaba todo en pilas ordenadas. Marcos, por su parte, observaba indeciso sin saber cómo ayudar.
Sofía se dio cuenta de esto y se acercó a él con una sonrisa amable: "Marcos, ¿te gustaría ayudarnos? Puedes poner todos los papeles en esta bolsa". Marcos asintió tímidamente y comenzó a hacerlo. Todos trabajaban con mucho esfuerzo y alegría. Cuando terminaron, el salón estaba impecable.
La maestra Laura quedó impresionada al ver lo bien que habían trabajado todos juntos: "¡Chicos! ¡Estoy muy orgullosa de ustedes! Han demostrado que cuando trabajan en equipo pueden lograr cosas maravillosas". Ese día aprendieron una lección muy importante sobre la convivencia y el trabajo en equipo.
Se dieron cuenta de que cada uno tenía habilidades únicas que podían compartir para alcanzar un objetivo común. Desde entonces, los compañeros de clase se volvieron inseparables. Ayudaban siempre que alguien lo necesitaba y celebraban juntos cada pequeño logro.
La escuela "La Alegría" se convirtió en un lugar lleno de risas, amistad y aprendizaje mutuo.
Y así fue como Lucas, Sofía, Mateo, Valentina, Martina y Marcos aprendieron a convivir en el aula de clase, demostrando que la diversidad es una fortaleza y que juntos pueden lograr grandes cosas.
FIN.