El equipo de la amistad



Había una vez en un barrio llamado Villa Esperanza, cinco amigos inseparables: Martín, Juan, Sofía, Valentina y Lucas. Les encantaba jugar al fútbol juntos en el parque todos los fines de semana.

Pero esta vez querían hacer algo especial: organizaron un partido entre ellos. - ¡Chicos, vamos a armar equipos! - exclamó Martín con entusiasmo. - ¡Sí! Yo elijo a Sofía - dijo Juan rápidamente. - Entonces yo me quedo con Valentina - agregó Lucas sonriendo.

- Perfecto, eso significa que jugamos juntos Martín - dijo Sofía emocionada. Los equipos quedaron conformados y comenzó el partido. La competencia era intensa pero siempre reinaba la alegría entre ellos.

Los goles se sucedían de un lado y del otro, demostrando lo igualados que estaban en habilidades. De repente, mientras corrían detrás de la pelota, vieron a lo lejos a un niño triste mirándolos desde una banca.

Se acercaron para preguntarle qué le pasaba y él les contó que estaba solo y aburrido porque nadie quería jugar con él. - No te preocupes amigo, ¡vení a jugar con nosotros! - exclamó Valentina con amabilidad. El niño se iluminó de felicidad al sentirse incluido y se sumó al partido.

Jugaba muy bien y todos disfrutaban teniéndolo en su equipo. Al finalizar el encuentro, los seis niños estaban agotados pero felices por haber compartido ese momento juntos.

Se sentaron en círculo sobre el césped para descansar y hablar sobre lo divertido que fue el partido. - Gracias por invitarme a jugar con ustedes, me hicieron muy feliz - dijo el niño con una gran sonrisa. - Nosotros también estamos contentos de haberte conocido.

¿Por qué no vienes a jugar cada fin de semana? Serás parte de nuestro equipo siempre - expresó Juan con cariño. A partir de ese día, el grupo se amplió a seis amigos inseparables que disfrutaban del fútbol cada fin de semana.

Aprendieron sobre la importancia de la inclusión, la solidaridad y la amistad verdadera. Así concluyó este hermoso día en Villa Esperanza donde cinco amigos decidieron abrir su corazón para darle alegría a alguien más necesitado.

Y es que cuando se juega en equipo tanto dentro como fuera del campo, siempre se gana mucho más que un simple partido; se gana amor y compañerismo para toda la vida.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!